Los grandes proyectos
Los grandes proyectos

En este momento hay una discusión en el Perú sobre si nuestra alta tasa de crecimiento económico seguirá en el futuro inmediato y en el mediano plazo. Yo creo que tenemos las condiciones para poder seguir a un buen ritmo en los próximos quince años. Eso nos daría 30 años de crecimiento continuo y garantizaría nuestro acceso a la modernidad. Pero tenemos que tener cuidado de no caer en viejos defectos que se han visto a lo largo de nuestra accidentada historia: el populismo económico y el controlismo. Estas dos grandes enfermedades desalientan la inversión, el trabajo y el crecimiento.

Debemos recordar también que en la última década el crecimiento ha sido respaldado por grandes proyectos iniciados cada dos o tres años y que levantaron significativamente nuestra expansión económica. Me refiero a proyectos como Antamina (2000-2002), Camisea (2002-2004), la Interoceánica Sur (2006-2008), y la doble expansión de Cerro Verde (2007-2008 y 2010-2011). Estos proyectos en su momento probablemente levantaron el crecimiento económico en uno o dos por ciento por año. Entonces tenemos que preguntarnos: ¿dónde están los grandes proyectos hoy? Uno de ellos es la mina de Las Bambas, actualmente en construcción en Apurímac, pero hay varios otros proyectos que podrían ser realidad y están postergados por la desaceleración económica en China y la recesión en Europa o por un ambiente hostil en el Perú. Tenemos que prestar atención y, como se dice, "ponernos las pilas".

¿Cuáles son esos proyectos? En el sector productivo, hay varios proyectos mineros grandes y medianos. ¿Cuáles son los grandes? Obviamente empecemos con Conga en Cajamarca ($5 mil millones de inversión). Al lado está Galeno ($2500 millones) y más al norte, en Piura, en la frontera con Ecuador, está Río Blanco ($1500 millones). Ninguno de estos proyectos son muy probables en el futuro inmediato, debido a incertidumbres en el precio de los metales y a problemas de confrontaciones en esas zonas. También colindando con Cajamarca, en Lambayeque, está Cañariaco ($1500 millones), que también ha sido materia de enfrentamientos. En el sur del Perú hay varios proyectos más seguros, que son ampliaciones en Cerro Verde, Toquepala, Cuajone y la expansión de la Refinería de Ilo, el gran polo industrial existente en la zona sur. Tía María en el sur de Arequipa está demorado. Como proyectos industriales está la refacción de la Refinería de Talara, que debería ir acompañada por la refacción de la Refinería de La Pampilla, en Lima, ambas para producir diesel de calidad, en vez del actual combustible muy contaminante.

Hay muchos otros proyectos mineros, algunos grandes en mineral de hierro y otros en cobre y oro (por ejemplo, Constancia en Puno -$1500 millones- y Quellaveco en Moquegua -$3300 millones-, que ha estado en estudio y consideración durante más de 30 años).

En realidad, para que prospere la larga lista de proyectos mineros necesitamos tres cosas: definir claramente cómo sería viable la "consulta previa", tener una política promocional para la minería, y esperar que las perspectivas de los precios de los minerales mejoren. Esto último es difícil de predecir, aunque las perspectivas para el cobre son buenas, porque hay pocos proyectos en el mundo que siguen siendo mineralógicamente atractivos.

En el sector industrial, hay varios proyectos importantes aparte de las dos refinerías; el más visible sería un polo petroquímico en la costa sur, probablemente cerca de Ilo, si es que finalmente el Gobierno promueve el Gasoducto del Sur. Mientras tanto, es fundamental dar los permisos necesarios para un segundo ducto desde Camisea hasta Lima, porque de otro modo nos quedaremos en muy pocos años sin electricidad confiable en la capital. Y hay algunas inversiones en infraestructura que son fundamentales: la expansión del puerto del Callao (en curso), la segunda pista y expansión del aeropuerto Jorge Chávez, el nuevo aeropuerto del Cusco y una larga lista de proyectos viales, y varios desarrollos hidroeléctricos esenciales que actualmente están retrasados porque el precio bajo del gas favorece a las generadoras térmicas.

Nuestra economía tiene la mayor parte de sus trabajadores en pequeñas empresas, y la mayoría de ellas tienen proyectos que, si se suman, representan un esfuerzo muy importante. Sin embargo, los grandes proyectos emblemáticos no solo generan mucha actividad sino que son vistos como grandes símbolos que motivan la iniciativa y el optimismo, ingredientes fundamentales para nuestro desarrollo económico.

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