El desborde del río Rímac, debido al aumento de su cauce ocurrido la madrugada del viernes, dejó sin vivienda a 60 familias del asentamiento humano “27 de junio”, quienes se han visto obligados a vivir en la calle. Son cerca de 500 personas que, haciendo uso de los escombros de sus viviendas, han levantado covachas de madera y plástico frente a lo que fue su hogar.
“Hemos recibido apoyo de distintas organizaciones religiosas, que nos traen alimento, colchones, carpas y agua”, comentó Víctor Espinoza, un vecino de la zona. Señaló que están a la espera de que alguna autoridad les lleve ayuda.
Por su parte, la dirigente vecinal Mirtha Ortiz pidió la presencia de efectivos de la Policía Nacional pues - según aseguró- un grupo de entre 15 y 20 personas de mal vivir acuden todas las noches para saquear las pocas cosas que les quedan.