Patrimonio en agonía. Cinco inmuebles con valor cultural continúan en estado deplorable
Patrimonio en agonía. Cinco inmuebles con valor cultural continúan en estado deplorable

Durante la noche del primer día del año, el fuego volvió a convertir en cenizas parte de la historia de Lima. Un incendio de regulares proporciones consumió uno de los ocho antiguos edificios de la plaza Dos de Mayo, en el Cercado de Lima, que fueron construidos en 1924 por el hacendado trujillano Víctor Larco Herrera.

Pese a que su dañada estructura aún luce de pie y en condiciones de ser restaurado, su destino probablemente sea similar al de la edificación que agoniza a su lado desde el 16 de octubre de 2014, fecha en que un siniestro dejó sus tres plantas en escombros y acabó con sus ornamentos de estilo francés.

Ambos inmuebles al igual que otros tres de gran valor cultural, ubicados en el Centro Histórico y considerados Patrimonio Cultural de la Nación, no solo han soportado la voracidad de las llamas sino también -y por varios años- el maltrato de los ciudadanos y el olvido de las autoridades.

PERJUICIO. Desde el centro de la plaza Dos de Mayo, el director del proyecto Lima Antigua y coleccionista, Vladimir Velásquez, recordó que los antiguos edificios de quincha, adobe y madera fueron levantados para hermosear y modernizar el entorno, con sus imponentes escaleras de mármol y variados acabados.

Actualmente, solo quedan fachadas cuyos adornos arquitectónicos están ocultos bajo el smog dejado por los vehículos. Sus rasgos más resaltantes son restos de carteles publicitarios y pintas con aerosoles. En tanto, sus espacios lucen tugurizados por comercios de diversa índole y alrededor abundan cúmulos de basura.

En un estado más decadente se encuentra el Callejón del Buque, en Barrios Altos, que fue dos veces devorado por el fuego en noviembre de 2012 y agosto de 2016. Aquella emblemática edificación en forma de un trasatlántico se ha convertido en un “cadáver” suspendido, pues está destruida en casi un 80%.

Este primer conjunto habitacional de Lima, construido en la segunda mitad del siglo XIX, alberga a familias de bajos recursos, mientras que sus partes derruidas se han convertido en escondites de delincuentes. El silencio y el crujir de las maderas son los únicos sonidos que se oyen en lo que un día fue el palacio del criollismo.

PROBLEMÁTICA. Otros dos históricos edificios que continúan dañados tras ser afectados por incendios son el Colegio Real Mayor de San Felipe y San Marcos, en el jirón Áncash, y el que perteneció a las Compañías Unidas de Seguro, levantado a inicios del siglo XX en el Jirón de la Unión y caracterizado, según Velásquez, por su estilo modernista.

Para el coleccionista, la situación de estos inmuebles se debe a la desidia, tanto del  como de la Municipalidad de Lima. “Parece no haber control en los permisos que se dan para usarlos y no se considera, por ejemplo, que no tienen condiciones para aguantar demasiada carga eléctrica”, señaló.

Una misma opinión tiene el decano del Colegio de Arquitectos de Lima, José Arispe, quien agregó que existen malas políticas de Estado en torno a la recuperación del patrimonio, debido a que la consideran un gasto. “Somos la ciudad más rica en herencia cultural de América Latina, pero a la vez la más descuidada”, sostuvo.

En ese sentido, consideró necesario que el sector Cultura debe plantear políticas integrales y generar un plan de emergencia a fin de rescatar estos inmuebles. No obstante, el director de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura, Edwin Benavente, aclaró que el sector no puede intervenir en propiedad privada.

“Cuando ocurre un siniestro, el ministerio da asistencia técnica a los dueños para que puedan apuntalar el edificio. Luego, se les orienta a fin de que presenten su proyecto de recuperación al municipio correspondiente, pero la ejecución queda en su voluntad”, explicó a Correo.

Benavente se basa en el Reglamento Nacional de Edificaciones que responsabiliza a los propietarios de velar por la integridad de estos bienes. Al respecto, Arispe consideró que si bien el Estado no está en capacidad de intervenir, debería ofrecer incentivos, como la exoneración de impuestos, para impulsar su recuperación. De lo contrario, seguiremos perdiendo nuestra identidad.

Qué hacer

Entre la falta de recursos y la desidia

El Ministerio de Cultura señaló que no existe impedimento para que las casonas sean autosostenibles, a través de la inversión privada, siempre y cuando cumplan con las normas. Sin embargo, los dueños de los inmuebles no los recuperan por falta de identidad cultural o, en otros casos, escasez de recursos.

Por su parte, el dueño de la edificación de la plaza Dos de Mayo, que se incendió en 2014, presentó el anteproyecto de recuperación al municipio de Lima y recibió el visto bueno del sector Cultura. Sin embargo, su ejecución quedó estancada.

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