El Penal de Pocollay, en Tacna, fue construido para encerrar a 180 presos sin embargo en la actualidad alberga a 680. Es decir más del 300% de su capacidad. Los reos tienen que dormir en el piso de las celdas y hasta en los pasillos.
La Defensoría del Pueblo hizo una visita la noche de ayer lunes para constatar las condiciones en que viven los presidiarios y lo que encontró fueron las mismas condiciones infrahumanas que se viven en otras cárceles del país.
Las celdas fueron diseñadas para acoger a sólo dos personas pero los presos, superando a cualquier arquitecto, las han acondicionado para acoger a 11 de ellos. Los más afortunados duermen en camarotes de tres niveles, pero los otros lo hacen en el piso, al lado del agujero que sirve de inodoro. Tener que soportar los nauseabundos olores pasa a formar parte de su castigo por los delitos cometidos.
Metros más allá, todas las noches los pasillos de los pabellones se convierten en dormitorios. Los presos se acomodan en largas hileras de pared a pared. Porsupuesto, es impensable que alguien pueda ir al baño en esa situación, pero nuevamente se impone el ingenio del preso peruano. Cada uno tiene su botella para poder miccionar y lo desecha al día siguiente.
El hacinamiento, el frío y las duras condiciones han devenido en que algunos presos contraigan enfermedades. Existen siete con tuberculosis, 1 con cirrosis hepática y 1 con VIH. La Defensoría ha tomado nota de estos problemas desde hace 6 años, pero la solución se encuentra lejos de concretarse por la desidia de ciertas autoridades.
El Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) ha proyectado la construcción de dos pabellones más en las áreas descampadas del penal, sin embargo el alcalde de la Municipalidad Distrital de Pocollay, Luis Ayca Cuadros, se niega a otorgar la licencia de obra.El burgomaestre sostiene que la ampliación con más pabellones solo hará que dicha cárcel albergue a más delincuentes, cuyos parientes llegan a su jurisdicción los días de visita alterando el orden público y atemorizando a los vecinos.
Para empeorar más los problemas del hacinamiento cada día llegan más reos, algunos solo con prisión preventiva. Existen 232 en esa condición. Por otro lado, los sentenciados extranjeros, la mayoría por narcotráfico, podrían recuperar su libertad acogiéndose a beneficios penitenciarios, pero necesitan documentos de sus embajadas o consulados, las cuales no existen en Tacna o en alguna ciudad cercana.