Saman. Furia popular
Saman. Furia popular

La indignación de toda una comunidad para que el violador y secuestrador de una niña de 11 años de edad sea sancionado con todo el peso de la Ley, terminó en una batalla campal entre los pobladores de la comunidad de Quejon Mocco y la Policía Nacional del Perú. La familia del delincuente terminó expulsada de la zona para siempre y con todos sus bienes perdidos a causa del saqueo que se registró por parte de la turba.

Fue alrededor de las 09:10 horas de ayer, en el sector de Coata, anexo del centro poblado Quejón Mocco, distrito de Samán (Azángaro), que las diligencias en la casa de Ronald Mamani Monzón (19) se desarrollaron ante la presencia de más de 500 comuneros de la zona, quienes en todo momento exigían vigilar los trabajos dirigidos por el fiscal provincial penal de Azángaro, Luis Gamio Vergara.

Fue tras revisar los más de 10 ambientes del predio de la familia Mamani Monzón, que las autoridades se centraron en las habitaciones usadas por el ahora detenido.

Es en el cuarto más pequeño, que Ronald Mamani usaba como habitación, que se descubre una cama habilitada entre el techo de calamina y el falso techo que cubría el recinto, lugar donde el joven obligaba a descansar durante las noches a la menor secuestrada y en donde permanecía atada de pies y manos, y con la boca tapada para evitar que el resto de la familia la descubriera.

Fue gracias al testimonio de la pequeña que se conoció que los 14 días que estuvo en cautiverio, esta era obligada a mantenerse siempre en silencio y salir de la habitación siempre con los ojos vendados, medida de protección que tomaba el delincuente ante la posibilidad de ser descubierto.

Es en la misma habitación que personal de fiscalía de la Oficri, descubre dos mini laptops escolares, y un equipo completo de cómputo, aparatos que según denunciaron los vecinos, hace un año habrían sido robados de la escuela de la zona.

En el ambiente contiguo de la habitación de Mamani Monzón, las autoridades hallaron algo verdaderamente sorprendente y al mismo tiempo aterrador. Cubierto con costales y con pieles de ovejas, los peritos de criminalística descubrieron una fosa de aproximadamente dos metros y medio de radio, por unos 60 centímetros de profundidad y unos tres metros de extensión.

Resultó ser un túnel subterráneo cuyo propósito no fue plenamente establecido por los investigadores, sin embargo, se sospecha que este hoyo era usado por el detenido y sus cómplices para ocultar los objetos que robaban, sin descartarse que el mismo podría haber sido utilizado para desaparecer el cuerpo de la menor ante un posible homicidio.

Culminadas las diligencias y ante la exigencia de la población, Valeriano Mamani Apaza (55) y Héctor Mamani Monzón (21) padre y hermano del detenido se dirigieron a la población, pidiendo entre lágrimas perdón por los delitos del mal hijo.

Tras ello, los campesinos reaccionaron con violencia, la policía tuvo que repeler los ataques con gases lacrimógenos.

El enfrentamiento duró varios minutos, hasta que los custodios del orden decidieron retirarse resguardando a los familiares del sujeto hoy capturado.

Mientras tanto, la casa era consumida por el fuego que los enardecidos pobladores habían iniciado; esto en parte, les brindaba la sensación de haber hecho justicia con sus manos.

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