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Dolor, reproche, llanto y el pedido de que se le haga justicia, fue lo que se vivió durante el sepelio de Pierina Nicole Cardoza Chanduví, quien ayer por la mañana fue traída de Lima y, por la tarde, enterrada en el cementerio Parque del Recuerdo.

Los indignados vecinos y amigos de la familia paterna insultaron y jalonearon a la abuela materna Bertha Chanduví, a quien culpaban por lo que le sucedió a la menor, al permitir que viaje a Lima, además de acusarla de golpearla cuando vivía con ella.

LA LLEGADA. A las 9:30 de la mañana, en un ómnibus de transportes Civa llegó el féretro con los restos de Pierina. Fue su padre Alfredo Manuel Cardoza Curay y varios familiares quienes la trasladaron en hombros desde el terminal hasta la casa de la abuela materna, quien en el camino cayó al suelo, supuestamente, a causa de un desmayo.

Allí los vecinos casi se van a las manos con algunos familiares de la desvanecida señora Bertha Chanduví. Los manifestantes consideraban que más derecho tenía su padre, que la ahora asesina, para velar por su hija.

ENTIERRO. A las tres de la tarde salió el ataúd con destino al colegio Héroes del Cenepa, donde hasta el año pasado estudió la niña el segundo grado de primaria.

Fueron sus excompañeros quienes la llevaron en hombros hasta dicho centro de estudios, donde le realizaron un pequeño homenaje. Posteriormente, la trasladaron a la institución educativa Félix Joaquín Seminario Echeandía, de donde también fue alumna.

Cuando se dirigían al camposanto, los vecinos y los amigos del padre de la niña insultaron a viva voz a Bertha Chanduví, quien se había sentado en el carro que trasladaba el ataúd.

De los reproches pasaron a las manos. A empellones trataron de bajarla del carro sin conseguirlo. En el jaloneo le rompieron parte de la manga del vestido.

Luego, el cajón fue llevado a la casa de sus abuelos paternos, en donde permaneció por unos minutos. Finalmente, el cortejo se dirigió al cementerio.

PERDÓN. Mientras el ataúd bajaba hasta la fosa, Alfredo Cardoza, sin poder contener las lágrimas, le pidió perdón por no haber logrado tenerla a su cargo.

A un costado, sentada en un lugar preferente, Bertha Chanduví sólo contemplaba lo que sucedía alrededor.

Ambas familias se separaron, y sin cruzar palabras se dirigieron cada uno por su lado.

"Mi hija era un amor"

En diálogo con la prensa, antes de salir del camposanto, Cardoza Curay pidió que al responsable lo castiguen con la máxima sanción, "porque es un peligro para los niños. No culpo a la madre, es la justicia la que tiene que sancionar al culpable".

Reveló que nunca descuidó a su hija. "Lamentablemente, siempre se presentan cosas en el camino que luego las voy a aclarar", acotó.

Le pidió disculpas a la ahora fenecida Pierina, porque, según dijo, las cosas se trabaron en el camino. Agregó que si el juez de apellido Álvarez hubiera sancionado a su favor (darle la patria potestad), las cosas hubieran sido diferentes.

Piensa que sobre esto hay más responsables. Dijo que no se arrepiente de nada, porque luchó y la justicia no le dio la razón cuando la tenía, aún con pruebas contundentes.

"Mi hija era muy buena. Era un amor. se jugaba conmigo. Un día le dijo a su profesora que me quería mucho. Aunque le dijo a la profesora que no me lo diga, ella me lo contó. Ahora hay que seguir adelante", concluyó.