Un momento de emociones encontradas se registró en la fría mañana cusqueña de ayer, cuando el valeroso policía Marco Lizandro Castro Pancorbo retornó a la ciudad de Cusco luego de su prolongada recuperación al ser sometido a una cuidadosa intervención quirúrgica en la ciudad de Arequipa que le devolvió el rostro. El suboficial fue atacado por un grupo de manifestantes en la convulsionada provincia de Islay durante las revueltas en contra del Proyecto Minero Tía María, el pasado 6 de mayo.
Con todos los honores que corresponde a un héroe, fue recibido por el alto mando, compañeros, familiares, quienes lo esperaron en el terminal aéreo Alejandro Velasco Astete de Cusco.
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Las marcas de la violencia se le notan en la cabeza y rostro. Los ojos empapados de lágrimas, la voz entrecortada por la emoción y el agradecimiento a la gente que siempre deseó su recuperación, además de su esposa e hijos, nos acompañaron en todo momento. .
¿Cómo se siente al estar de vuelta en casa?
Agradecido con el “Taytacha Temblores” por permitirme darme una nueva vida y la oportunidad de estar con mi familia, fueron momentos muy difíciles, no solo para mí.
¿En su amplia trayectoria, alguna vez tuvo que pasar por algo igual?
En tres oportunidades estuve cerca de la muerte, como policía trabajé siempre en operaciones especiales y seguridad del Estado. En 1991, en la localidad de Quebrada Honda, salí de una emboscada terrorista, he vuelto a vivir tres veces.
Pese a la alegría por volver a su hogar, Castro Pancorbo no pudo ocultar su dolor por la muerte de su compañero Alberto Vásquez Durand, quien cayó en las manifestaciones contra la minería.
¿Hay sentimientos encontrados por la muerte de su compañero de armas?
Por mi estado de salud no me enteré de la muerte de mi hermano Alberto, sino hace dos semanas, me siento muy triste por la familia.
¿Volverá al servicio policial?
Quiero recuperarme, me acaban de reconstruir el rostro, volví a la vida, por norma pasaré al retiro.