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Las ganas de estudiar y progresar son palpables en los cerca de 52 alumnos del colegio José María Arguedas del centro poblado de Coricocha, distrito de Vilca.

EN RUINAS. Estudian sin colegio, para aprender usan tres espacios que están de pie, gracias a un milagro, los mismos que caen a pedazos.

“Queremos declarar el colegio en emergencia, un simple temblor haría que los tres ambientes se caigan totalmente al suelo”, afirma Uber Santos Arana, director del plantel.

Razón no le falta, el colegio está ubicado en tres vetustos ambientes que rodean la plaza principal de Coricocha, la dirección está en el local comunal y pese a que el techo presenta grietas y las paredes rajaduras, es el mejor ambiente.

A una cuadra funciona el primer y segundo año de secundaria, los que están en el segundo piso, el cielo raso es solo un piso de tablones de madera que a cada paso emiten un sonido que recuerda a las películas de terror.

La acústica es pésima, Roger Quispe Quispe, del segundo año, quien quiere ser abogado, afirma que escucha dos clases a la vez, pues de la clase del costado todo se filtra.

Por si fuera poco, las columnas y paredes fueron socavadas por las incesantes lluvias, al punto que tuvieron que reforzarlas con alambres para evitar que se vuelva a caer.

El ambiente que usan los alumnos de los otros tres grados del colegio está en similar condición, son los ambientes que la primaria dejó de usar luego de 60 años y por acuerdo, y al ser nuevo, el colegio fueron cedidos al nuevo plantel.

Las paredes son carcomidas por la humedad, los techos tienen goteras y su losa deportiva está en pésima condición.

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