En un acto oficial por los 80 años de relaciones peruano-canadienses, en la embajada de ese país en Lima, el Canciller Javier Gonzalez-Olaechea Franco expuso de manera directa el malestar de Perú por los cuestionamientos a un proyecto legislativo que propone acentuar la regulación de las ONG.
No hay precedentes a la vista de un hecho diplomático similar.
En síntesis, el Canciller plantó cara al embajador de Canadá, Louis Marcotte, por el comunicado conjunto en el que, con otras legaciones diplomáticas, emitió juicios de valor acerca de asuntos legislativos del Perú.
Esto ocurrió durante la celebración por los 80 años del inicio de las relaciones entre ambos países.
En presencia de las autoridades canadienses, el Canciller peruano pronunció su mensaje con mesura y sobriedad.
LA DIPLOMACIA, EL ARTE DE CALLAR
“Me pregunto acaso entonces si la mejor manera de reflejar las relaciones es hablar de proyectos, incluso si fueran leyes. Como dije en una pequeña declaración, yo no le indicaría al embajador en Italia que se pronuncie de una u otra manera respecto a lo que disponga el Congreso de Italia”, dijo.
“La diplomacia - prosiguió -es el arte de hablar y a veces de callar. Esta será posiblemente la última vez que me refiera a este tema”, enfatizó González-Olaechea.
“Ese diálogo, para hablar de amistad, tiene que ser franco y respetuoso. Yo no puedo ser amigo de Pedro si Pedro en mi casa me dice algo altisonante o me cuesta cultivar esa amistad, que profundamente apreció en el caso de Canadá”.
Aludió directamente a “algunos pronunciamientos que no fueron los más felices, que no fueron los más oportunos, porque se refirieron a un proyecto, ni siquiera a una ley”, agregó.