El crecimiento de Daniel Urresti en las encuestas y las coordinaciones de Antauro Humala con congresistas y asesores para ser liberado, son dos sucesos que se han destacado en los últimos días. Al mismo tiempo, es el reflejo de la agenda de algunos parlamentarios que han asumido como prioritario los intereses partidarios y los de sus líderes.

Es evidente que una mezcla de clientelismo político y populismo desborda algunas bancadas. Lo malo es que siendo un país vulnerable en muchos aspectos y ahora más, por las críticas circunstancias, se genere más inestabilidad.

Si bien es cierto que estamos a puertas de las elecciones presidenciales, esperemos que no se genere más incertidumbre que la que hay actualmente. El peligro sería que sea un periodo malo para el Gobierno, no solo por sus propios errores, sino también porque a los candidatos extremistas no les convenga que le vaya bien.

Confiemos que desde el Congreso se realice lo que corresponde, tal como el Perú exige en estos momentos. Tiene que hacer un esfuerzo de lucidez y generosidad para que no ocurran vaivenes que pongan en peligro el sistema. Que no se aliente la aparición de “salvadores” que nos ofrezcan todas las soluciones y que solo sean alternativas demagógicas y autoritarias.

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