Keiko y Kenji Fujimori se abrazan estrechamente, con evidente emoción, en la puerta del penal de Barbadillo.
La imagen es registrada por nuestros reporteros gráficos. Son las 4:20 de la tarde y la excarcelación del ex presidente Alberto Fujimori es aún una incertidumbre.
Pero ese abrazo de hermanos, a todas luces celebratorio, resultó elecuente.
Keiko y Kenji acababan de recibir la información que esperaban desde la noche del martes. El abogado Elio Riera les notificó la decisión del Ejecutivo enviado al director del INPE: abrir las puertas de la prisión; pongan a Fujimori en manos de su familia. La angustia de los Fujimori se prolongó dos horas más.
La puerta más enfocada ayer por la prensa peruana e internacional fue la del penal de Barbadillo.
A las 6:26 de la tarde apareció el anciano exmandatario. Le cubría una mascarilla parte de la cara. Kenji salió primero cargando un balón portátil de oxígeno medicinal. Una cánula nasal de unos 2 metros de largo portaba oxígeno hacia las fosas nasales del octogenario.
Fujimori -en jeans, camisa gris y chaleco azul-, camina lento. Se abraza con Keiko y Kenji, con mayor efusividad con este último.
Dentro del coche, que conduce la esposa de Kenji, se sitúa entre sus dos hijos. El balón de oxígeno, cerca. El avance del coche es lento, muy lento. Decenas de partidarios obstruyen adrede el paso del automóvil, tal vez esperando la atención del viejo político.
Minutos antes de las 8:00 de la noche, el coche de Fujimori ingresó en la casa su hija Keiko, en la Calle Holbein 172, distrito de San Borja. La familia informó que en este inmueble residirá Alberto Fujimori.
Como epílogo, Kenji Fujimori y su hermana Keiko tomaron un megáfono y ofrecieron unas palabras a partidarios apostados frente a la casa. Kenji agradeció al ex presidente Kuczynski. “Al fin tenemos a nuestro padre en casa”, dijo Keiko.
CORTE IDH: IGNORADA.
Un tardío requerimiento de la Corte IDH, redactado con premura la noche del martes, pretendió ordenar al Estado peruano mantener en prisión al expresidente.
El dictamen del tribunal supranacional fue examinado varias horas por un equipo del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, en reunión con la presidenta Dina Bolaurte y el primer ministro Alberto Otárola.
En opinión del penalista Carlos Caro Coria, la resolución emitida por el presidente de la Corte IDH la noche del martes, no precisa si se consultó con los miembros de la Comisión Permanente de la Corte interamericana, tal como obliga el art. 27.6 del Reglamento de ese organismo.
La resolución de la Presidencia de la Corte no dice nada al respecto, advierte el penalista.
“¿Hubo consulta? ¿verbal, escrita, videollamada? ¿Hay registro de la misma? El Reglamento también prevé que, de ser posible, se consulte lo mismo a los otros jueces, ¿hubo tal consulta, considerando que vivimos en una sociedad interconectada? Tampoco se dice nada sobre esto”, concluye el jurista.
PRISIÓN DOMICIILIARIA.
No todo es color de rosa en esta historia.
La Segunda Fiscalía Superior Penal Nacional Especializada en Derechos Humanos solicitó ayer un mandato de detención domiciliaria contra el expresidente Alberto.
El Ministerio Público informó que el exmandatario tiene un proceso penal por presunto delito contra la vida, el cuerpo y la salud, homicidio calificado en la modalidad de asesinato con alevosía, en un contexto de “lesa humanidad”, tal como dice el texto del documento.