La candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, presentó ayer como su flamante jale al prestigioso economista Hernando de Soto. Esta es la primera entrevista que ofrece luego de su sorpresiva incursión en la política peruana. Mario Vargas Llosa y Ollanta Humala son algunos de los personajes a los que alude de manera crítica.
¿Su presencia es pasajera o se queda hasta el final de la campaña?
Mi compromiso es con Keiko, no con el partido, y busco ayudarla a montar la organización y el sistema que permite, a nivel de la Presidencia de la República, formalizar toda la economía y no solo la minería, que es un caso emblemático y fácil de ilustrar.
¿Desde cuándo ha tenido conversaciones con ella?
Soy amigo de ella a pesar de la diferencia de edad. Como ella dice, “somos cercanos”, y el tema viene, desde mi interpretación, cuando yo trabajaba con su papá y era el primer asesor. Mi título oficial era bien informal: representante personal del presidente. Me separé con una gran carta de renuncia cuando vi tomar el poder por Vladimiro Montesinos. Ella también ha sido una persona que ha luchado contra Montesinos. Keiko me hace una propuesta. Le dije mis condiciones: que no quiero que me falten herramientas, que tenga cierto nivel. Necesito que la Presidencia tenga prioridad, y ella me dio las mejores condiciones. Ella, entre los contendores, es la que más entiende el asunto, y eso es importante para mí. Esa fue la razón por la cual cerré un trato con Keiko en los últimos 10 días.
¿Qué candidatos lo convocaron? ¿Uno de ellos fue PPK?
He conversado creo que una vez con Pedro Pablo, a quien conozco hace mucho tiempo. Hemos coincidido en varias cosas, no somos amigos íntimos, pero nos respetamos y con su gente sí he conversado. Hay gente muy valiosa en su equipo: (Alfredo) Thorne, Pedro Olaechea y Susana de la Puente, a quienes les tengo la más alta estima.
¿Qué ve en Keiko que no observa en otros candidatos?
Veo en Keiko a una persona que asume y que está convencida de que la informalidad es cruel y condena a la pobreza e incita a la violencia, ya que provoca resentimiento. Ella sabe eso absolutamente y tiene su manera de evaluar las cosas. Está comprometida y para mí una buena parte de las medidas que se tienen que tomar no solo requieren del Parlamento sino de la Presidencia. He encontrado que Keiko es excepcional, que uno diría que es raro porque es la más joven, pero en un jefe de Estado no se requieren detalles técnicos sino manejo político.
PPK ha cuestionado las propuestas económicas de Keiko porque son muy endebles y gaseosas...
Creo que Keiko, por su experiencia en Foncodes, como Primera Dama y obras de caridad, como hija de su padre, está más inmersa en la calle. En 1992 acompañé a Alberto Fujimori a una actividad electoral. Me dijo: “A ver, doctor, camine conmigo. ¿Ve lo que es este baño popular?”. Creo que era Arequipa, nos fuimos al mercado San Camilo y me dijo: “Creo que acá conseguimos el 70% de votos, hay un 30% que no me quiere mirar y lo hace con hostilidad, y hay otro 70% que sonríe”. Y eso fue lo que consiguió. Entonces, estos Fujimori recogen percepciones de la calle. Es obvio que se necesita escritorio, pero Keiko tiene esquina y su contendor no la tiene. El 70% del Perú es pura calle y creo que ella pone una pica en Flandes, lo cual no cuestiona el profesionalismo de PPK, que es un muy buen profesional.
¿Qué opina de que Mario Vargas Llosa haya calificado a los electores de Keiko como ciegos a los que no les interesa la corrupción?
No, no es cierto. Vargas Llosa está, y es obvio, emocionalmente vulnerable. Es un gran artista español-peruano y por cualquier razón que sea él detesta a la familia Fujimori y no hay manera. Para mí, alguien que comienza a criticar por herencia, como si fuera una dinastía, como si el ADN determinara todo, no me parece; no hay nada que justifique esa ceguera y esa acusación. La verdad es que no tiene mucha importancia. Él está en otro mundo. Ha pasado de su relación con el Perú y sus inclinaciones al mundo intelectual a un mundo más de “Chollywood”, de Hollywood; está más por ahí. No creo que sus ataques sostenidos vayan a tener un efecto, muy contrario a lo que él cree. Le juro que no me parece una parte importante ahora, pero sí fue importante el 2011, porque le salvó la vida a Humala, pero ahora no.
¿Eso significa que tal vez no le interese el Perú sino solo sus intereses?
Significa que es un político muy emocional. Si cree en posiciones liberales, debe darse cuenta de que la forma en que va a ser la política económica de Keiko, va a ser muy parecida a la que él hubiese hecho y a la que ha ocurrido en el país en los últimos 25 años. No será importante en la determinación del voto.
¿Que esté fuera del Perú y critique a Keiko le parece bien?
Me parece que es la razón por la que no va a tener influencia. Ya no es una opinión autorizada. Sin estar en el Perú no tiene los fundamentos ni nada. Los peruanos, los más humildes, han indicado que ya no es tan fácil manipularlos, y hasta ven subir un candidato y se lo bajan.
¿Le molesta que Vargas Llosa no haya cuestionado a este gobierno?
Él los ayudó con mucha eficacia, no me molesta. En verdad, hemos sido amigos, muy buenos amigos; somos hasta parientes, pero tenemos divergencias. Lo que quiero ahora es hacer lo posible para que gane mi candidata. Lo que le trato de decir es que no me preocupa él (Vargas Llosa), porque le va a salir el tiro por la culata.
¿No se arrepiente de haberle dicho “hijo de puta”?
No. Él hizo una biografía novelada en la que me hizo una acusación y salí en mi defensa. Lo reté a un debate en tres lugares distintos, y para asegurarme de que la gente notara eso, le puse un sello, que es lo que usted está mencionando. Pensé cerrar ahí e ir al debate y que todo el mundo recuerde que hizo una acusación sin fundamento. Todo el mundo se olvida de que él se corrió del debate. Lo que quedó fue la palabra osada. No es una agresión mía, es mi defensa.
¿Militaría en Fuerza Popular?
No, yo no militaría en ningún partido político.
¿Por cuestiones de tiempo?
No es un problema de tiempo, sino que simplemente creo que para estar en un partido uno tiene que creer en cosas que no son mi vocación. No es que no lo haya pensado, no es que no lo haya decidido, pero la vida partidaria... no. Yo respeto a la gente que lo hace, respeto enormemente a Keiko porque esa cosa de meterse a la vida política es bien duro. Los ataques te llueven, hay que exponerse a una entrevista, una tras otra. A veces te lanzan acusaciones, infundios.
Muchos han cuestionado a Keiko Fujimori por querer derogar decretos que combaten la minería ilegal...
Ella ha hecho lo correcto. Ella quiere ayudar a los mineros informales y, por supuesto, quiere que la apoyen, como es lógico. Pero estos mineros tienen dos clavos en las costillas, que son estos decretos que los están ilegalizando, obligándolos a huir continuamente de las autoridades, a enfrentarse a ellos, como usted ha visto. Ella en este momento no puede derogarlos porque no es presidenta. Y sé absolutamente que no se le va a ocurrir quitarlos sin poner algo sensato en su reemplazo. Lo que les ha dicho a los mineros es que las cosas que a ustedes los estorban, yo voy a quitarlas. Pero por supuesto que va a proteger al medio ambiente, pero no va a seguir una política que es fracasada.
¿Garantiza que en cinco años se termine la informalidad de la minería?
No, pero sí se hace un golpe sustancial. Japón hizo mucho entre 1946 y el 50. Generalmente toma más tiempo. Pero yo diría que la informalidad es como tener un resfrío; uno tiene un resfrío todo el tiempo. Lo que pasa es que sus anticuerpos funcionan con mayor o menor fuerza, y de vez en cuando ya no funcionan; entonces viene el resfrío. La informalidad es la falta del imperio del derecho. La informalidad es que no se obedece la ley.
¿Cómo califica al gobierno de Humala?
Mire, si uno lo ve en términos de país, pudo estar peor, pero este país, según la OIT, es el país más trabajador del mundo. Este país merece estar muchísimo mejor. En ese sentido, claro, son tiempos perdidos, pero mire que China el mes pasado estaba en 3% de crecimiento y el Perú estaba en 6% con todos sus problemas. Es un país que merece ser como Singapur. Deberíamos ser como California.
A nivel económico, Alonso Segura dice que la economía va a crecer...
Depende de si lo destrabamos y le quitamos todos los obstáculos que tiene la informalidad. Depende de lo que se haga.
¿Está a favor del indulto?
Keiko ha sido clara al decir que eso es un asunto familiar. Yo no voy a opinar. Lo que sí puedo decirle es que me da mucha pena verlo (a Alberto Fujimori) en la cárcel.