La congresista de Perú Posible Carmen Omonte formó parte del Gobierno alrededor de un año mientras ejercía el cargo de ministra de la Mujer. Según dice en entrevista con Correo, su presencia en ese despacho estuvo desmarcada de la presunta influencia que ejercía la primera dama Nadine Heredia en la gestión de su esposo. Sin embargo, asegura que desde su sillón pudo percibir que Heredia “confundió” su línea como lideresa del Partido Nacionalista con decisiones que únicamente le correspondían al mandatario Ollanta Humala.
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Hace dos días la Primera Dama aceptó que las agendas eran suyas. ¿Cómo ha tomado esta confesión repentina? En mi caso, formo parte de un partido que asumió la responsabilidad de creer en la promesa que representaba Ollanta Humala, el Partido Nacionalista y también su esposa. (...) En nombre de todos (los militantes), es importante evidenciar nuestra profunda desilusión, porque Ollanta y Nadine representaban la promesa de una pareja joven en la lucha frontal contra la corrupción, y es lamentable que en tan poco tiempo hayan caído en un nivel de desprestigio.
Desprestigio que no ha sido solo por las agendas... Se intentó marcar distancia de los que llamaban “políticos tradicionales” y se cayó en errores mucho más graves. Si el proyecto de gobierno hubiese sido soportado bajo una institución partidaria sólida, no se hubiera llegado a ese nivel. (...) Además, está el tema del uso de sumas millonarias para provecho propio.
Cuando fue ministra, era parte del Gobierno. ¿Cómo participaba Nadine Heredia en él? Cuando fui ministra, no hubo nada de eso en mi despacho. El estar en el ministerio alguien que no era cercano al entorno de Nadine Heredia hizo que la línea sea tajante. Nunca hubo injerencia, pero sí probablemente por eso en muchas circunstancias sentí aislamiento. (...) Había el ánimo de algunos funcionarios de tener el riesgo de que pronto iban a cambiar de ministra porque, en mi caso, tenía un trabajo al margen de la presión.
Reconoce que ella ejercía presión... En mi caso, no hubo nada directo. Pero sí se decía que yo no era de su simpatía. Que era vox pópuli que mis decisiones y a nivel personal no era de su simpatía, aunque eso para mí no era importante.
¿Podría afirmar que hubo usurpación de funciones? Hubo situaciones emblemáticas evidenciadas mediáticamente, pero solo podrán ser legitimadas si los involucrados lo mantienen y declaran ante las autoridades.
¿Qué situaciones? La renuncia a la PCM de Salomón Lerner, quien alegó intromisión de la Primera Dama. El caso de César Villanueva, que también alegó interferencia de Nadine Heredia en torno a la elevación del sueldo mínimo que desembocó en su renuncia. El premier René Cornejo formuló un compromiso formal en el Congreso para no ser interferido por Nadine Heredia. También se dice que influye en las decisiones más importantes del jefe de Estado y que da pase a los que son voceados para ministros, viceministros o cargos estratégicos. Es una mixtura o suerte de asesora en la sombra o de cogobierno.
¿Ella participaba en las reuniones de la PCM? El año que estuve nunca; creo que esa no era la mecánica. No es necesario estar allí. Lo que dijeron los exministros debe referirse a reuniones privadas, no a consejos de ministros, porque estos son grabados y nunca estuvo allí. Son ellos (los exministros) los que deben aclarar cómo fue.
Habló de una promesa de “pareja joven”. ¿No le parece que desde un inicio se le dio mucha trascendencia? Creo que el tener un perfil como la presidenta del partido de gobierno hizo que esa línea se mezcle con decisiones que le correspondían al Presidente. Lo que sí no es ambiguo es la confirmación de que quien durante cien días negó ser la dueña de las agendas, hoy lo acepta (...) defraudando hasta a los miembros del Partido Nacionalista.
¿Cómo ve el futuro de esa agrupación política? Nadine Heredia ha sido el eje central que ha quebrado la posibilidad de un partido. No era un partido consolidado, pero estaba en camino a ser consolidado. (…) Las decisiones que tomó como presidenta quebraron una bancada y ahora le cierra la posibilidad a su partido. (...) Los dirigentes deberían evaluar cuán nociva podría ser su permanencia en el liderazgo hasta que se esclarezcan los hechos.
Eso es algo similar a lo que pasó con Alejandro Toledo y Perú Posible... Alejandro Toledo ha acudido a las citaciones de las autoridades, exponiéndose muchas veces al escarnio, pero él ha estado dando la cara.
¿No cree que sus escándalos mellaron la posibilidad de que Perú Posible sea gobierno otra vez? Tenemos fe en que vamos a tener esa posibilidad (de ser gobierno). Que nos afecte a todos, nos afecta a todos. Creo que todas las candidaturas tienen cuestionamientos, pero aquellos que creemos en que el gobierno de Perú Posible fue el más exitoso confiamos.
Cambiando de tema, ¿qué pasó en la sesión reservada de Wilder Ruiz? Hay una crítica fuerte por el voto a favor de no sancionar al congresista Wilder Ruiz, estar en el marco de una sesión reservada nos impide contar el detalle. Dentro de lo que se puede decir, el congresista Ruiz presentó pruebas físicas que demostraban que lo que se le estaba imputando era falso.
Eso quiere decir que los reclamos de Daniel Abugattás no estaban sustentados... En este caso creo que Daniel, que forma parte de la bancada oficialista, debiera hacer un mea culpa de cuál es el límite de pretender mejorar nuestra imagen haciendo mella de los demás. Creo que en los videos, sobre todo en las frases que él iba grabándose en Periscop, tenía claramente el objetivo de mermar y dañar la imagen de quienes habían decidido votar diferente a él.
¿Considera justa su suspensión? Cuando él graba, no sabía de las consecuencias. Yo no creo que lo haya hecho sabiendo de las consecuencias. Lo que él hizo fue por un disgusto de la votación. (...) Creo que lo ideal hubiera sido que se discutiera con mayor calma, que pasara por la Comisión de Ética y se evaluara las consecuencias, la dimensión, la proporcionalidad de la sanción. Lo que pasó fue porque primaron los ánimos. Sin embargo, que hubo falta, hubo falta.