Tiene 24 años de carrera ininterrumpida y la mayor parte de su profesión la ejerció en la región Áncash, su tierra natal.

Pero la fiscal superior Nancy Moreno se ha convertido ahora en la presidenta de la Junta de Fiscales del Santa.

Se hizo más conocida por el caso del presidente regional de Áncash, César Álvarez, y asegura sobre el tema que el crimen organizado no hará quebrantar el compromiso que asumió cuando decidió investigar a las mafias instaladas en su terruño.

Por ello, ha jurado solemnemente no descansar hasta desenmarañar la red de corrupción por la que hoy es investigado el cuestionado Álvarez. Sobre este y otros temas responde en esta entrevista.

Los casos de corrupción siempre son complejos, y en Áncash estos se han vuelto un tema delicado.

No podemos negarlo, hay bastantes casos últimamente en temas de corrupción que nos compete investigar. Por eso, incluso se crearon fiscalías especializadas en Huaraz y El Santa. Tenemos la necesidad de enfrentar este flagelo y estamos haciendo todo el esfuerzo para tener resultados positivos. Siempre he dicho que una investigación de un caso de corrupción es como 20 de delitos comunes, porque es muy complejo, y eso requiere de mucho tiempo y dedicación de los fiscales.

El caso del presidente regional César Álvarez es investigado por los despachos anticorrupción. ¿Cree que es necesario una fiscalía exclusiva?

Sería bueno hacerlo, pero esa es una decisión del fiscal de la Nación, José Peláez. Se está pidiendo bastante información sobre carpetas y casos archivados, y algunos van a tener que volver a examinarse, pero eso al final lo va a decidir el fiscal.

¿Es decir que los casos que quedaron impunes pueden reactivarse?

El fiscal de la Nación ha formado una comisión para revisar los casos y se está preparando todo. La próxima semana es casi seguro que están llegando algunos fiscales superiores, y junto a ellos revisaremos los casos archivados y se verá cuáles podrían someterse a un reexamen. Por ahora se están preparando los ambientes para desempeñar bien esa labor.

¿Y los casos vigentes en contra del señor Álvarez?

Lo que le comento es sobre los casos que fueron archivados y que, de acuerdo a la evaluación, veremos si están bien o mal fundamentados sus archivamientos. Ahora, de los actuales, cada fiscal provincial anticorrupción tiene sus propios casos, que vienen siendo investigados.

¿Qué se requiere para trabajar el caso del señor Álvarez, que se ha vuelto complejo?

Cuando me proclamaron presidenta (de la Junta de Fiscales del Santa), he tomado medidas. He dotado de fiscales adjuntos a la Fiscalía Anticorrupción y también de asistentes de función fiscal en un número casi igual. Nosotros tenemos dos despachos con cuatro adjuntos y la carga que soporta es considerable, y aun así hacen todo el esfuerzo para obtener resultados positivos. Pero en estos días se está proponiendo a la Fiscalía de la Nación que se repotencie a las fiscalías, porque es necesario para que nuestras investigaciones lleguen a un resultado favorable.

Es complicado investigar a una persona como César Álvarez, cuestionado no solo en temas de corrupción, sino también involucrado en posibles asesinatos.

No quiero personalizar a nadie. Yo cumplo con mi trabajo, y cuando analizo mis carpetas (denuncias), las veo con mucha objetividad. Pero el mensaje es que nosotros cumplimos un rol que el Estado nos ha encomendado. Y los ciudadanos deben entender que estamos en un Estado de Derecho, en el que los funcionarios cumplimos nuestro rol; no tenemos nada personal contra ninguna autoridad o ciudadano.

¿Así sea el presidente de la región Áncash o de la República?

Los fiscales, cuando vemos las carpetas, las vemos como casos concretos, no observamos nombres ni nada. Vemos el hecho concreto, la vinculación, y si existen nexos con delitos de corrupción, entonces procedemos; y si no los hay, también los archivamos. Siempre con objetividad. Pero hay que decirle a la colectividad que estamos en un Estado de Derecho y que todos tenemos que someternos a las investigaciones.

Tenemos conocimiento de que desde que usted empezó a investigar al señor Álvarez, ha sufrido constantes amenazas...

Las amenazas vienen desde el año pasado y coincidieron con los casos relacionados a Álvarez, pero el caso está en investigación. Actualmente son ocho las amenazas que he recibido. La más directa provino de la mano de un niño que me entregó un sobre con un casquillo de bala el año pasado, y en diciembre de ese mismo año me llegó una corona fúnebre. Estos hechos ya están en investigación y confío en que los fiscales que están llevando el caso, hagan su trabajo e identifiquen a los presuntos autores.

La Policía tiene indicios de que muchos asesinatos son por cuestiones políticas. ¿Usted qué cree?

No podría asegurar eso. Soy una fiscal que investiga casos concretos de corrupción. Deben ser los fiscales a los que les corresponda analizar esos casos y determinar a los autores de esos asesinatos.

¿Usted tiene miedo ?

Soy un ser humano que no vive del aire, tengo una historia de familia y el miedo es natural en esas circunstancias de amenazas que son recurrentes. Porque no ha sido una, han sido varias amenazas, ocho en total, en diferentes fechas. Si bien es cierto que temo por mi vida, he asumido el compromiso de trabajar en este sistema, y lo voy a seguir haciendo con mucha honestidad y responsabilidad.