Sentado en el banquillo de los acusados, el expresidente Martín Vizcarra observa con la frialdad que lo caracteriza cómo su amigo, el exministro José Manuel Hernández, lo delata y revela su ruta de sobornos.
Clava su mirada en la pantalla donde Hernández Calderón confiesa que el exjefe de Estado recibió la entrega de 1.3 millones de soles en coimas entre los años 2014 y 2016 por otorgar ilícitamente a la empresa ICCGSA la licitación de la obra Hospital de Moquegua.
Esta vez las pruebas contra el exjefe de Estado lo dejan sin salida al ser contundentes, firmes y sólidas. No obstante, estas constantes demostraciones de culpabilidad podrían a tentar a Vizcarra a eludir la justicia pues no cuenta con ninguna restricción que le puedan impedir salir del país.
Así, surge la necesidad de que las autoridades tome sus precauciones.
En palabras del penalista Andy Carrión, esta nueva declaración es crucial porque hasta el día de hoy solo se conocía la generación de los dineros, pero en su testimonio Hernández se presentó como el intermediario de todas las entregas.
SIN RESTRICCIONES
Las puertas del exterior están abiertas para Vizcarra gracias a una ley promulgada por el Congreso (No. 32130) -que devuelve la investigación preliminar a la Policía- en la que se metió de contrabando un texto que pone un plazo fijo a la figura de la comparecencia o libertad con restricciones.
Hasta antes de la normativa, Vizcarra llevaba 40 meses con restricciones, pero tras la promulgación de la referida ley su abogado presentó un recurso ante el Poder Judicial para que sus restricciones se levanten.
Así, el Poder Judicial aceptó que tras 36 meses con restricciones, el plazo máximo, Vizcarra ya no las tenga pues ya lleva 40 meses con esa limitación.
Pero eso no es todo. Hace unos días, el Quinto Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional, del Poder Judicial, autorizó al lagarto el permiso de viaje para desplazarse por vía aérea a Tacna y luego a Moquegua, por vía terrestre, por Navidad y Año Nuevo.
La Fiscalía ha apelado esta decisión, que no puede ni debe mantenerse pues pondría a Vizcarra muy cerca de las fronteras del país.
EL AMIGO DELATOR
Entre tanto, José Manuel Hernández se presentó ayer de forma virtual ante el Cuarto Juzgado Colegiado de la Corte Superior Nacional integrado por los jueces Fernanda Ayasta Nassif, Lorena Sandoval Huertas, Giovanni Félix Palma.
En la sesión aseguró que todo comenzó en 2013 cuando convocaron a concurso la construcción del Hospital de Moquegua.
En esa fecha, de acuerdo con Hernández, la empresa ICCGSA quería ganar la licitación a como dé lugar.
Para entonces, Rafael Granados, representante comercial de la compañía, pidió a Hernández que lo contactase con Vizcarra, entonces gobernador regional de Moquegua.
La intención era hacer contacto con el gobernador para que accedan a una oferta más baja y hagan ganador a ICCGSA del concurso.
Para ello, Hernández entregó el número de Vizcarra. Sin embargo, no hubo contacto.
Recién el 28 y 29 de noviembre, Granados se comunica a través de Hernández con Vizcarra. En una llamada el expresidente le dice lo siguiente: “¿Hay algo adicional? ¿Algún premio? Porque ellos (ICGGSA) se comerán la torta solos”.
Según Hernández, en la conversación Vizcarra habla “de un monto de dinero, entonces era 1 millón 300 mil soles”.
Al indicarle todo ello a Granados, este le responde que iba a consultarlo.
Al ser interrogado por el fiscal Germán Juárez sobre si ello era lícito, Hernández responde que no.
“El señor Granados pedía una rebaja, pero era otro monto. En este caso, el dinero era para el señor Vizcarra”, aseguró.
Al cabo de unos días, relató Hernández, Granados aceptó entregarle ese dinero a Martín Vizcarra porque “no quería perder el contrato”.
De acuerdo con Hernández, la primera entrega del dinero se llegó a materializar recién en el mes de abril de 2014 por las constantes insistencias de Vizcarra.
“Llamaba o enviaba mensajes a Granados para que cumpla con el pago”, afirmó.
Antes de la entrega, el exministro comentó que se comunicó con Granados y le preguntó si “había una novedad para el amigo del sur”. Explicó que se le decía así a Vizcarra porque estaba en Moquegua, al sur del país.
Para ello mostró algunos chats en la sesión (ver facsimil).
Una vez llegado a Lima, Hernández acudió a las oficinas de ICCGSA y fue recibido por Granados. Allí “tenía un paquete preparado y me dijo ‘llévaselo a Vizcarra’”.
“Salí de las oficinas con el paquete. Se lo di al chofer, al señor Carlos Aranda, para que lo lleve a la casa de Vizcarra en la cuadra 12 de la avenida 2 de Mayo”, refirió.
Hernández contó que apenas entregó el paquete, Vizcarra le confirmó por llamada telefónica de que le fue entregado correctamente.
OTRO PAGO
Más adelante, el 22 de julio de 2014, Vizcarra preguntó a Hernández por WhatsApp sobre si “hay alguna novedad con el pago”.
A raíz de ello, relató Hernández, se comunicó con Granados para que envíe el paquete de dinero.
“Vizcarra siempre me decía que iría a la entrega, que llegaba, pero como era gobernador regional siempre se excusaba en que tenía una reunión con algún ministro o el mismo presidente y me decía, mejor recógelo tú y me lo llevas”, indicó.
Hernández sostuvo que en este segundo caso ocurrió lo mismo: Recibió el paquete, que siempre estaba sellado, lo llevó al chofer Aranda y luego Vizcarra confirmó la recepción del dinero. “En este caso sí hubo un chat de WhatsApp en el que me dice “ya lo recibí””, dijo.
En la audiencia, tras esta confesión, el expresidente Vizcarra, junto a su abogado, se burlan de la confesión de Hernández y obligan a que el fiscal Germán Juárez pida a la sala orden y respeto.
Al continuar con su confesión, el exministro aseguró que luego de estas entregas hubo una tercera adicional pero en el 2016 cuando ya eran ministros de Estado: Vizcarra de Transportes y Hernández de Agricultura.
“Cuando ya el señor PPK era presidente y ambos éramos ministros, me dice que Fernando Castillo, el mandamás de ICCGSA le tenía un saldo y me pidió que hable con él para que resuelva ese tema”, dijo.
Para ello, Hernández los convocó a ambos a su casa en La Molina el 25 agosto de 2016.
Cuando ocurrió la reunión, Castillo y Vizcarra estaban sentados en muebles enorme, mientras que Hernández en uno pequeño. Él solo era el anfitrión y cuando nota que Castillo se levanta para ir a donde Vizcarra, al exministro se va a la cocina a traer bocaditos y bebidas, y cuando regresa nota que el pago se hizo: “El pago se concretó. Cuando retorné Vizcarra se acomodaba los bolsillos del saco oscuro”, reveló.
Contó que la reunión, en un inicio fue tensa, porque Castillo decía que no debía nada a Vizcarra, mientras que el expresidente, aseguraba que sí.
El monto adicional que al final le pagaron a Vizcarra fue de 200 mil soles.
Según el penalista Andy Carrión la declaración de Hernández es vital en el juicio oral.
“Al tratarse de un delito de cohecho, todas las declaraciones son importantes porque de lo que se trata es de construir un armazón ante la ausencia de una prueba directa como un video o audio. Tanto la parte de la empresa como la de los intermediarios son vitales”, indicó a Correo.