El legado textil de la ciudad imperial
El legado textil de la ciudad imperial

En los Andes peruanos, aprender a tejer comienza como un juego, es un aprendizaje que se lleva prácticamente en las venas y que se vive junto a padres y abuelos. En Cusco, desde muy pequeñas, las mujeres aprenden a tejer y, al crecer, todos esos conocimientos son de nuevo enseñados a sus hijos, familiares o conocidos.

Utilizando como materia prima la lana de alpaca u oveja, teñida casi siempre con elementos naturales, las tejedoras cusqueñas logran crear impresionantes figuras solo con el trabajo de sus manos. Casi cualquier figura es posible de representar en el telar; aunque cada símbolo guarda un significado, que forma parte de su idiosincrasia.

Estas figuras de colores vivos son las que llaman fácilmente la atención de las pequeñas, quienes rápidamente aprenden la labor y empiezan sus propios diseños. Un hecho que traspasa generaciones y que, pese al paso del tiempo, preserva la tradición.

En Cusco, comunidades como Ccahin, Choquecancha, Huarán y Chari guardan en sus telares una rica herencia milenaria, que se encuentra refugiada en los andes del Perú y que por su gran calidad y originalidad logra conquistar al mundo entero.