El suicidio afecta a personas de todas las edades, géneros, razas y etnias. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año fallecen más de 800.000 personas en todo el mundo por suicidio y, en cuanto a Perú, durante el 2022 se contabilizaron 686 casos. A pesar de ser un tema preocupante, pocas veces es abordado por la sensibilidad que puede generar, sin embargo, es el primer error que se comete al enfrentar este gran problema de salud mental.
“Los casos por suicidio casi siempre suelen asociarse a los cuadros depresivos en función a su intensidad, especialmente, los de tipo moderado o grave, debido a que orientan el pensamiento hacia la posibilidad de la autoeliminación. Por ello, es fundamental saber escuchar y motivar a la persona a tratar el tema para que se libere de dicha presión, sea a nivel de pensamiento o sentimental. Es básico explicarle que, hasta cierto punto, todos pasamos por momentos difíciles y similares, pero siempre vienen días mejores. Esto se debe abordar con mucho criterio para evitar caer en el error de desvalorizar sus sentimientos”, afirma el especialista Leonardo Fuerte, docente de la Escuela de Posgrado de la Universidad Norbert Wiener, potenciada por Arizona State University.
En cuanto a los indicadores de la posibilidad de intentos suicidas, no se dan diferencias marcadas en cuanto a jóvenes y adultos. Lo que marca la diferencia es la impulsividad de la misma edad ante una situación crítica. Por ejemplo, los jóvenes suelen dejarse llevar por sus emociones fácilmente, mientras que las personas adultas lo evalúan reiteradamente hasta llegar a la conclusión errada de que no hay otras alternativas.
Teniendo en cuenta ello, Fuerte da a conocer cuatro señales de alerta para actuar frente a un caso de suicidio:
- Demuestra comportamientos de desesperanza o de culpa: Las personas que están pensando en suicidarse, a menudo se sienten desesperadas y culpables. Pueden expresar estos sentimientos con palabras o con acciones, como hablar sobre la muerte o el suicidio, o hacer planes para acabar con su vida.
- Se aíslan o alejan: El aislamiento es un signo común de depresión y otros problemas de salud mental que pueden aumentar el riesgo de suicidio. Cuando las personas se aíslan, se sienten solas y desconectadas de los demás, lo que puede empeorar su estado de ánimo y aumentar el riesgo de cometer un acto suicida.
- Se alteran conductas de alimentación y cambios bruscos en su rutina de sueño o descanso: Los cambios en las conductas de alimentación y sueño pueden ser un signo de que una persona está luchando contra una enfermedad mental o que está experimentando estrés o ansiedad.
- Pierden el interés por actividades académicas, de distracción o los deportes: La pérdida de interés por las actividades que antes disfrutaban es un signo común de depresión. Las personas que están pensando en suicidarse a menudo pierden el interés por las actividades que antes les daban placer.