La ciencia ha ido demostrado desde hace un tiempo que los niños aprenden jugando, pero existen algunos que son mucho más que un simple pasatiempo y pueden hacer a los más pequeños “más inteligentes”.
Según estudios, algunos juegos “permiten a los chicos explorar el mundo en sus propios términos” y pueden hacer que tengan un mejor análisis, perfeccionar sus habilidades sociales y verbales o que generen estrategias. Estos son seis juego que la ciencia aconseja que los niños jueguen para desarrollar todo su potencial:
1. Juegos desestructuradosA diferencia del juego estructurado, este tipo de juego no tiene un objetivo final específico o un objetivo de aprendizaje en mente. El juego desestructurado no tiene un comienzo, un centro o un final y no está basado en regla alguna, depende de la imaginación del niño para autodirigir su tiempo de juego. Puede incluir juguetes o no, actividades como vestirse, jugar con distintas cosas al aire libre o cualquier cosa que permita infinitas opciones de juego.
El juego no estructurado les da a los niños la oportunidad de aprender muchas cosas diferentes. Puede ayudarlos a aprender a controlarse, a descubrir cómo funcionan las cosas y a aprender a resolver las diferencias con otras personas. “Sabemos que es realmente importante para que los niños aprendan la autorregulación y cómo manejar el conflicto”, explica la doctora en psicología de la Universidad de Columbia, Laura Markham.
Un estudio de 2014 publicado en la revista Childhood Education descubrió que el juego no estructurado mejora las habilidades cooperativas del niño, crea conocimiento a través de la imitación y les ayuda a obtener nuevos conocimientos mediante el ensayo y el error.
2. Jugar con agua“Experimentar con verter agua y descubrir cuánto puede caber en contenedores de diferentes tamaños es un precursor de las matemáticas”, sostiene Markham. Además, según detalla la psicóloga colombiana, Mónica Ródriguez, jugar con agua fomenta el desarrollo saludable, estimula el desarrollo físico, los vuelve más sociables y, de alguna manera, ayuda a minimizar los conflictos. También estimula el descubrimiento, la creatividad y la imaginación.
3. Juegos de mesaLos especialistas destacan que los chicos deben “abandonar” por un rato los dispositivos electrónicos. “Salga de las pantallas y juegue como una familia”, aconseja Markham, que anima a los padres a que hagan juegos cooperativos.
Además, posibilita el aprendizaje de los valores morales y habilidades para las relaciones sociales. Y permite que los distintos participantes del juego cooperativo valoren positivamente el esfuerzo y el éxito ajeno, es decir, el de los compañeros.
“No hay que asustarse por los juegos donde los niños tienen que competir. Están bien”, dijo Markham aunque agregó que los padres deberían manejar la situación para que la competencia no sea extrema. “Quítale la presión de la competencia”, resume. “Es importante que los padres sepan que, si bien todos los niños necesitan aprender a ser buenos deportistas, no se puede presionar a chicos de edades de 3, 4, 5, 6 o 7 años”.
4. Arte“Cualquier tipo de arte es genial para los niños porque desarrolla la expresividad”, dijo Markham. Aunque a los preescolares a menudo les encanta pintar, ella dijo que a medida que los niños crecen, se frustran más cuando pintan una vaca que no se ve como una vaca. “Como resultado, a veces dejan de hacer todo tipo de arte y pierden la oportunidad de expresarse”. “Cualquier juego que sea manual, usa una parte del cerebro que no se usa al hablar”, dijo Markham, que recomienda fuertemente que los niños tengan materiales de arte siempre a mano.
5. Naturaleza“Cuando los niños pasan tiempo al aire libre, se vuelven más tranquilos y felices”, sostuvo Markham, y eso también es cierto para los adultos. “Cultivar cosas, ir a acampar, enseñar a los niños a prender fuego de manera segura, ir de excursión y usar binoculares para buscar pájaros. Cualquier cosa que conecte a los niños al aire libre, especialmente si los saca de las pantallas, es algo maravilloso”, agregó la doctora.
6. Diarios compartidos“Usted y su hijo pueden turnarse para escribir en un diario compartido, que tiene muchos beneficios”, aseguró Markham, que recomienda comenzar esto cuando el chico tenga aproximadamente ocho años. ”Un intercambio de diarios como este puede fortalecer su relación porque ayuda a los niños a compartir cosas que pueden ser “mortificadas”. “Su hijo también obtendrá el beneficio de practicar la comunicación de ida y vuelta con alguien a través de la escritura. Ese es un arte perdido, pero que es realmente grandioso que los niños aprendan”, cerró la especialista.