No tienen la sangre fría de Pablo Escobar y, entre ellos, no se desarrollan historias de amor e intriga como en la novela "La reina del sur". Aun así, las similitudes que hay entre los cibercriminales y los máximos capos de la droga son muchas. Unos emplean sustancias ilícitas y armas; otros, simplemente una computadora. Pero sus métodos para ocultar la ganancia mal habida son los mismos.

Primero, al igual que los narcos, los "crackers" no operan solos. Son parte de redes criminales que pueden extenderse por varios países, como los llamados cárteles de las drogas. "Están los que desarrollan malware, los que les pagan a los desarrolladores, los que comercializan la información robada... Incluso aquí entran los que se dedican a enviar spam", dice Roberto Martínez, analista de malware de Kaspersky Lab.

Además, una vez que roban información -como la contraseña de la cuenta de Facebook o la clave de la tarjeta de crédito-, los cibercriminales no se quedan con todo el botín. Como el dinero es rastreable, no pueden simplemente ir a un banco y sacarlo. Primero, deben repartirlo y, para ello, venden por partes los datos que sustrajeron.

"Lo venden a un mayorista por un precio bajo, tal como pasa en el mundo real. Luego éste le vende a un minorista, quien, finalmente, busca a una "mula" de lavado de dinero. Es una mafia igual a la que produce droga, pues no es que uno se quede con todo", explica Dmitry Bestuzhev, director de Investigación y Análisis para Kaspersky Lab en América Latina.

El "pase". Esa "mula" que menciona Bestuzhev viene a ser un 'burrier'. Pero, claro, en este caso su función no es hacer un "pase" de droga, sino transferir dinero de una cuenta a otra. En esa operación, ellos se quedan con una pequeña comisión, como quien lleva "pacos" ocultos e intenta pasar los controles de seguridad de un aeropuerto.

Quienes están detrás de estas actividades -menciona Martínez- intentan disfrazarlas como actos lícitos. Las hacen pasar como simples inversiones, por ello hay personas que terminan siendo "mulas" sin saberlo, sobre todo estudiantes y amas de casa. Terminan colaborando con estos cárteles del ciberespacio.