Viernes 29 de mayo del 2015, cinco de la mañana. En el puente Internacional de Desaguadero había expectativa. Del lado peruano varios grupos de policías aguardaban las órdendes superiores a la espera de recibir a Martín Belaunde Lossio, el prófugo empresario acusado de lavado de activos, asociación ilícita para delinquir y demás delitos graves.
En el lado boliviano había más acciones que expectativas. La policía boliviana ya estaba formada a esa hora y los voceros del Presidente Evo Morales habían confirmado a la prensa de ambos países que el exasesor estaba a pocos minutos de ese punto, en el cuartel de Guaqui.
Con el amanecer también vino una muchedumbre que permanecía curiosa por la entrega en el puente Internacional. El trabajo para los periodistas se hizo más complicado cuando la seguridad del vecino país hizo formar un cordón policial en las afueras de la oficina de Migraciones.
El gobierno de Evo Morales había confirmado la noche del 28 de mayo que la entrega de Martín Belaunde sería a las 7:00 horas bolivianas, en el caso peruano eso correspondía a las seis de la mañana.
Sin embargo, los trámites y coordinaciones para la seguridad retrasaron la diligencia por algunos minutos.
El mismo Morales Ayma arribó al distrito fronterizo a bordo de un helicóptero para encargarse de que Belaunde pasara al lado peruano y con eso cerrar el bochornoso capítulo que vinculaba a su gobierno con el lado menos transparente del presidente peruano Ollanta Humala Tasso.
La seguridad se extremó para ese momento. El presidente boliviano entró a Migraciones mientras Belaunde permanecía dentro de una camioneta gubernamental bajo la custodia de efectivos de ese país.
A su salida, Morales caminó al límite mismo, allí en lo que fue una improvisada mesa de partes ordenó que llevasen al peruano hacia el puente binacional.
Martín Belaunde Lossio lucía tranquilo, estaba esposado y fuertemente custodiado por la policía boliviana. Solo bajó hasta que el vehículo extranjero ya no pudo avanzar.
En medio del tumulto, las autoridades peruanas le pusieron un chaleco antibalas y luego, raudamente, fue trasladado hasta la oficina de Migraciones del Perú. Eran poco más de las 7:00 horas y el hombre más buscado en este país pisaba nuevamente suelo peruano después de aproximadamente seis meses de haber fugado, al parecer, por la misma ruta fronteriza.
En el lado peruano, el trato para Martín Belaunde fue menos grato, la gente rodeó Migraciones y empezó a fustigarlo con arengas que exigían que hablase la verdad. Habla la verdad, corrupto, se escuchó.
Mientras el acusado por corrupción pasaba los trámites regulares de migraciones y una revisión médica, la población aimara de Desaguadero no dejó de rechazar al capturado. Aimaras unidos jamás serán vencidos, decían; Ollanta y Martín, corruptos y mentirosos, repetían.
La tensa espera caldeó por momentos los ánimos de la población, algunos quejosos tuvieron la idea de también reclamar por la política de inversiones mineras que ha sido cuestionada en las últimas semanas al gobierno de Humala.
<P>Es necesario recordar, que la región Puno asistió a este acontecimiento a pocas horas de haber concluido una paralización de 48 horas en solidaridad con los agricultores del Valle del Tambo, era lógico que sus ánimos de protestar estuvieran vigentes hasta ayer por la mañana cuando rodearon la oficina de Migraciones en Desaguadero.
Martín Belaunde fue despreciado por la población peruana y la policía tuvo que extremar aún más la seguridad para sacarlo de allí en una caravana de camionetas rumbo al estadio distrital donde lo aguardaba un helicoptero militar.
El exasesor no quiso salir sin que su seguridad estuviese garantizada, para ello al chaleco antibalas que ya tenía se le reforzó con un casco de seguridad que terminó por cubrirle toda la cabeza. Asimismo, un tunel humano techado con los escudos pociales hicieron que el exasesor de la ahora pareja presidencial saliera huyendo de este sitio.
Mientras tanto, en la ciudad de Juliaca, donde se ubica el único aeropuerto altiplánico, se había montado otro operativo policial.
Cientos de uniformados se encargaron de resguardar el terminal aereo a la espera de que Martín Belaunde, ya en manos de las autoridades nacionales, arribe desde el fronterizo distrito de Desaguadero.
Pero el movimiento apenas había empezado para el acusado Belaunde. En el aeropuerto internacional Inca Manco Cápac un avión militar esperaba a la comitiva para llegar a la capital de la República a golpe del mediodía.
Hasta hace unos días, Martín Belaunde estaba a la espera de su extradición cumpliendo arresto domiciliario en La Paz, sin embargo, la madrugada del domingo 24 de mayo había decidido escapar.
La consecuente crisis política en el gobierno de Evo Morales provocó una redada de varios días que terminó el jueves de esta semana en Beni, donde fue capturado.
Ayer la prensa de Beni informó que los vecinos de Magdalena (Bolivia) habían ayudado.