Se incrementa explotación de menores en ladrilleras
Se incrementa explotación de menores en ladrilleras

En lugar de realizar actividades de su edad, Fiorela A.M. (11) trabaja en una ladrillera ubicada en Azapampa, no es constante en sus estudios y este año va a ingresar al sexto grado de primaria. Por cargar un millar de ladrillos le pagan cinco soles, casi siempre trabaja por horas y solo a veces todo el día. Ella junto a sus padres y cuatro hermanos, llegaron de Huancavelica el año pasado y todos se dedican a esta labor.

INCREMENTO. Hace 5 años se contabilizaba alrededor de 50 ladrilleras distribuidas en su mayoría en Palián, ahora se calcula que el número se ha duplicado y se han instalado en varios puntos de Huancayo como San Jerónimo, San Agustín de Cajas, Cooperativa Santa Isabel y Azapampa.

En estos lugares alrededor de 200 niños y niñas entre 5 y 12 años trabajan junto a sus familias, que han emigrado algunas de la selva central y otras regiones como Huánuco y Huancavelica.

ALTO RIESGO. El trabajo es de alto riesgo que pone en peligro la vida misma de los menores, refiere Pilar Miranda Huamán, coordinadora del Programa Nacional Yachay, entidad que lucha contra el trabajo infantil.

“Están involucrados en todo el proceso, desde mezclar la arena con el aserrín, encajonar los ladrillos en moldes, el quemado de los bloques y el transporte. Es común que estén en contacto con aguas estancadas, que coman sus alimentos sin lavarse exponiéndose a enfermedades como parasitosis, también padecen dolores de columna en el futuro por el exceso de carga, infecciones respiratorias al respirar el humo de los hornos, además de problemas dermatológicos y de la piel”, explicó.

NUEVO SECTOR. Un trabajador de una ladrillera en Azapampa en el barrio Castilla cerca al límite con Sapallanga refiere que, en ese sector las primeras ladrilleras se asentaron hace 5 años y en la actualidad ya suman 12 algunos de ellos se han trasladado de Palián donde el municipio ordenó la paralización. Refiere laboran alrededor de 20 familias y en su mayoría son inmigrantes que son contratados por los propietarios de los hornos.

CONCIENTIZACIÓN. Pilar Miranda explica que hace cuatro años comenzaron un trabajo de concientización con la Asociación de Ladrilleras en Palián, pero en este lugar la municipalidad ya ordenó al paralización. Debido a ello han comenzado a buscar otros lugares.

“Algunos de ellos tienen buenos recursos económicos ya que son propietarios sin embargo, están acostumbrados a este estilo de vida. En las ladrilleras hemos estado trabajando con los padres, con el tema de responsabilidad y las consecuencias que genera, en el aspecto educativo y de salud, si ellos no invierten en sus hijos al final van a resultar como ellos ladrilleros”, explicó.