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Evitar una reducción en la calidad de los proyectos de infraestructura será uno de los principales retos que tendrá el Ejecutivo cuando plantee la reforma del sistema de inversión pública.

De acuerdo con Nicolás Estupiñán, especialista en transporte de la CAF, el Banco de Desarrollo de América Latina, si se tienen proyectos débilmente preparados, tarde o temprano se presentarán problemas sociales, ambientales y contractuales.

“Si avanzamos con estudios que no son suficientemente detallados para prever qué tipo de problemas vamos a tener en el futuro, se incurre sin lugar a dudas en sobrecostos”, indicó en el marco del Día de la Gestión Pública, evento organizado por la Universidad del Pacífico.

LO RECOMENDABLE. Actualmente, el organismo multilateral se preocupa por respaldar proyectos con estudios de Fase 3 o en etapa de “ingeniería de detalle”. Asimismo, evalúa si estas obras cumplen con un objetivo a largo plazo y aportan a la visión macro del país en cuestión.

“Muchas veces cuando uno apura estos proyectos, termina por incurrir en costos adicionales y fallas en la articulación de los distintos procesos contractuales”, explica.

EFECTO EN EL PBI. Un informe del BBVA Research estima que en 2017 los proyectos de infraestructura aportarán 1.7 puntos porcentuales al PBI, más del doble de lo que se proyecta para este año (0.6%) y más de lo aportado en la producción de cobre.

Estupiñán indica que Colombia tuvo una experiencia similar en los últimos cinco años, donde la infraestructura de transporte y de vivienda llenaron el espacio dejado por las exportaciones y productos no tradicionales.

“Es un efecto multiplicador que genera productividad. Una persona que se ahorra media hora por un proyecto de transporte termina por invertir ese tiempo en su familia o en generar más recursos”, afirma.

CIFRA

1.7 por ciento del PBI en 2017 provendrá de los proyectos de infraestructura.