La informalidad en el campo llega al 95%, este también tiene costos operativos mayores y retornos de inversión más bajos al trabajar a pequeña escala.  (Foto: GEC)
La informalidad en el campo llega al 95%, este también tiene costos operativos mayores y retornos de inversión más bajos al trabajar a pequeña escala. (Foto: GEC)

Tras el anuncio del Poder Ejecutivo sobre la reestructuración del Programa de Garantía del Gobierno Nacional para el Financiamiento Agrario Empresarial (FAE-Agro), las cajas municipales no tardaron en pronunciarse.

Si bien estas entidades saludan la iniciativa, considerando que el objetivo es flexibilizar los créditos que se otorgan a los agricultores, señalaron que hay puntos claves en los que se tienen que trabajar y debe tomar en cuenta el Gobierno para que este programa sea realmente efectivo y llegue a quien corresponde.

Wilber Dongo, gerente central de negocios de Caja Arequipa, señala que en estas modificaciones que se deben considerar los costos operativos de las microfinancieras y mejorar las tasas.

“Las tasas han estado limitando la participación, el programa Reactiva 2, por ejemplo, se quedó con cerca de S/ 5.000 millones porque ya no habían postores, en vista de las tasas de 3,99% de corte”, afirma.

Explica que las microfinancieras tienen un costo operativo de alrededor del 17%. “Las cajas a diferencia de los bancos no prestan un millón en un solo crédito, nosotros damos 1.000 créditos de S/ 10.000 para llegar al mismo monto y esto genera un alto costo”, dice.

Indica que la intención tampoco es manejar las tasas de antes de la pandemia, entre 25% y 30%, pero sí por lo menos manejar una tasa de 12%, lo cual cubriría los costos y motivaría a que las empresas participen de la subasta.

Jorge Solís, gerente general de Caja Huancayo, coincide con ello y afirma que, de lo contrario, el Estado podría dar un valor de refugio de parte del estado o un subsidio que permita trasladarse y bajar el interés.

MÁS CAMBIOS

Solis también señala que es importante que se amplíe la cobertura de los préstamos de 88% a 100%, ya que el riesgo del sector agrario es alto, debido a que está expuesto a plagas, avatares climatológicos, entre otros, y el riesgo residual no lo pueden asumir las microfinancieras.

“La informalidad en el campo llega al 95%, este también tiene costos operativos mayores y retornos de inversión más bajos al trabajar a pequeña escala”, indica.

Por tanto, Dongo acota que las condiciones de acceso no deben ser restrictivas, sobre todo tributariamente. Además, sostiene que se deberían establecer montos de préstamos adecuados para el microempresario entre S/ 20.000 y S/ 50.000, montos que le permitirían cumplir con sus necesidades.

Solís añade que estos son microproductores que no tiene más de cinco hectáreas.

AGROBANCO

De otro lado, Solis asevera que la premier, Violeta Bermúdez, comete un error en querer darle un rol más activo en el programa a Agrobanco.

“Esto deja entrever la falta de conocimiento y de visión del actual Gobierno ante la problemática agraria, porque Agrobanco es una entidad quebrada que no tiene la dimensión para afrontar este programa destinado a dos millones de trabajadores. Tiene alrededor de 40 agencias, su presencia es mínima. Querer reflotarlo es un tremendo error, es una banca de segundo piso”, enfatiza.

De igual forma, enfatiza que hacer partícipe al Banco de la Nación tampoco es acertado, ya que para llegar a estos microempresarios se requiere de tecnología. “Esta es una entidad recaudadora del Estado y que da créditos con planillas a trabajadores, cesantes y jubilados, no tiene el expertise a diferencia de las cajas municipales, rurales y de la cooperativas, que además tiene el alcance necesario”, puntualiza.