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De primera mano, la mayoría podría decir que es mucho mejor alquilar una propiedad y recibir un flujo de ingresos mensuales que deshacerse de un inmueble a cambio de un gran monto. Sin embargo, cada situación es diferente y es posible que en determinados casos resulte más rentable vender. ¿Cuándo y por qué? Cuatro factores se esconden detrás de esta decisión:

1. Tiempo. Mientras encuentres un comprador puede pasar mucho tiempo y tendrás que afrontar los gastos de un inmueble vacío. Por ejemplo, impuestos o cuotas de seguridad en el condominio, en el caso de viviendas.

2. Patrimonio. Ten en cuenta que mientras seas propietario, tendrás los documentos y eso te dará un estatus diferente. Para tu historial crediticio podría ser conveniente tener propiedades.

3. Documentación. Hacer trámites es engorroso y para vender tendrás que asegurarte de que la persona es confiable. Los contratos de compra y venta requieren de notarios y otros documentos que quizás no estés dispuesto a hacer.

4. Motivos personales. Es posible que no tengas una persona a la cual dejar encargadas tus rentas si sales de viaje. Cuando es algo que no estás dispuesto a manejar, vender puede ser una opción más atractiva.