Los riesgos de liquidez para las compañías no financieras y de infraestructura varían en América Latina, con riesgos generalmente más bajos para las empresas de Brasil, Chile y México, mientras que los emisores de Perú enfrentan riesgos moderados, de acuerdo con cinco informes publicados el martes por Moody’s Investors Service.
En tanto, los riesgos son de moderados a altos en Argentina, donde el estrés macroeconómico dificulta el escenario.
“A pesar de que el bajo crecimiento y el aumento de los costos son una tendencia común en toda la región, los exportadores de commodities pueden mitigar estos impactos con mayores precios de venta”, dijo Erick Rodrigues, vicepresidente de Moody’s. “Las compañías que no comercializan commodities se benefician de un mayor consumo en tiendas físicas”, agregó.
También indicó que en Perú las continuas tensiones políticas contrarrestarán los fuertes beneficios de los altos precios de los commodities y frenarán las previsiones de crecimiento, mientras que en Argentina los desequilibrios macroeconómicos complican el escenario para las empresas.
“El riesgo de liquidez es moderado, pero va en aumento para las empresas peruanas no financieras y los emisores de infraestructura calificados, llegando al 47% del grupo en 2021, frente a solo el 33% en 2020″, anotó la agencia.
Sin embargo, Moody’s consideró que, hasta fines de 2023, las compañías peruanas tendrán suficiente efectivo disponible, flujo de caja libre, líneas de crédito comprometidas disponibles y acceso a los mercados de deuda internacionales y locales para cubrir sus vencimientos de deuda a corto plazo, gastos de capital necesarios y gastos operativos regulares.
No obstante, alertó que el riesgo de liquidez empeorará si las condiciones de financiación en el mundo continúan debilitándose por un acceso restringido a los mercados de capital de deuda en medio de un conflicto prolongado entre Rusia y Ucrania.
La agencia calificadora también sostuvo que las empresas peruanas aumentaron sus saldos de efectivo en 2021 respecto de años anteriores, lo que refleja la desaceleración en las nuevas inversiones y acumulación prudencial de reservas de efectivo durante la pandemia y la crisis económica.
Aún así, la cobertura de efectivo de la deuda a corto plazo disminuyó porque la deuda a corto plazo también aumentó en 2021. “Algunos emisores corporativos recurrieron a los mercados locales, emitiendo deuda con plazos más bajos”, remarcó.