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Apenas tenía 11 años de edad cuando José Schmidpeter tuvo contacto con los Misioneros Combonianos en un recóndito pueblo de su natal Babiera en Alemania. Nunca imaginó que aquel encuentro le cambiaría la vida y le permitiría realizar un trabajo encomiable en el distrito de Alto Selva Alegre, a través de la construcción de los policlínicos Espíritu Santo, así como su aporte social. A sus 80 años y con un bypass en el corazón, el padre Schmidpeter ha sido condecorado de manos del ministro del país teutón con la Orden del Sol Alemana por el trabajo social que ha realizado en la Ciudad Blanca en favor de los más necesitados.

A este reconocimiento, realizado el 6 de julio de este año, se suma el de ayer a cargo de la Municipalidad Provincial de Arequipa. El regidor Daniel Muñoz, en representación del alcalde Alfredo Zegarra, le entregó la Medalla de Oro de la Ciudad por su labor solidaria en favor de la colectividad.

En la emotiva ceremonia, que se llevó a cabo en el Instituto Cultural Peruano Alemán, el sacerdote sostuvo que este proyecto social en favor de las personas con bajos recursos se hizo realidad gracias a los aportes de benefactores de Alemania que creyeron en su labor.

“Esta misión (Construcción de los policlínicos) para curar a los enfermos fue una inspiración de Dios... fue producto de la reflexión, leyendo la Biblia escuché una voz desde mi corazón para realizar un trabajo para los pobres, para los enfermos...”. dijo emocionado.

TRABAJO. El fundador de los Policlínicos Espíritu Santo en Alto Selva Alegre y de un tercero que se construirá en El Agustino en Lima, es el padre José Schmidpeter.

Nacido en Alemania en los albores de la Segunda Guerra Mundial, jugador de fútbol en su infancia (delantero derecho), formó parte de los Misioneros Combonianos con el que fue director de colegios durante 15 años.

Sin embargo, la inquietud de ser un misionero activo, y el recuerdo indeleble de la visita de los predicadores a su casa, en donde mostraron fotos de Perú a su madre, lo llevó a viajar a nuestro país sin preparación alguna. “Aprendí el español en el Perú”, añadió.

En 1981 llega a Arequipa para hacerse cargo de la parroquia Espíritu Santo en el distrito de Selva Alegre. Aquella vez, el padre con 45 años de edad, observó la pobreza y la necesidad existente en la jurisdicción de 50 mil habitantes. “Había mucha necesidad”, dijo.

“El policlínico es una consecuencia”, aclaró Schmidpeter, quien al mismo tiempo recordó que la primera acción que realizó con un grupo de entusiastas arequipeños y alemanes fue el funcionamiento de comedores para mil personas, para niños y ancianos..

Luego se embarcó en el proyecto Kolping, con el que lamentablemente no tuvo éxito. “Cuando una puerta se cierra, otra se abre...”, reflexionó el misionero, quien comentó que luego se vendría el inicio de los hoy conocidos policlínicos.

PRESENTE. Schmidpeter ha vuelto a Arequipa. Una operación al corazón lo ausentó por algunos años de la ciudad. “Estuve más muerto que vivo... los médicos dijeron que con mi corazón en ese estado, debía estar muerto. Ahora me siento bien, estoy bien de salud”, manifestó.

Con una visita de dos veces a la semana a la piscina del distrito que curiosamente lleva su nombre, el padre aseguró que mientras se sienta saludable, se quedará en Arequipa para ver que el trabajo social se siga llevando adelante.

“Cuando me sienta mal, cuando mi cuerpo ya no dé más, entonces decidiré retornar a Alemania”, detalló.

¿Cuál es el mensaje hacia los demás del misionero, que curiosamente nació el día del amor y la amistad en 1936? “No nos olvidemos del hombre, no seamos materialistas, individualistas ni egoístas, unos tienen mucho más que otros, entonces seamos solidarios”.

Pero además tuvo un mensaje que podría haber sido dirigido a los moradores del distrito de Alto Selva Alegre. “Ahora que yo tengo mi casa, ya no me interesa los demás... han conseguido agua, ahora tienen luz, tienen plata y no colaboran con los demás, no son solidarios... eso no está bien”.

RECURSOS. ¿Cómo pudo lograr la construcción de dos centros de salud en el distrito sin tener un sol en el bolsillo?

El padre dijo que al igual que la construcción que ahora se planifica en Lima, el proyecto fue concebido sin un solo sol en el bolsillo. “Gracias a Dios la gente se dio cuenta de nuestro propósito”, reflexiona.

Recordó que los benefactores de Alemania ayudaron en gran medida a la realización de los policlínicos, una situación que no fue fácil. “Me preguntan con qué recursos se construyó el policlínico, pero nadie me pregunta cuántos miles de cartas he escrito, y que gracias a Dios la mayoría ha sido respondida”. Dijo que ahora no se pueden amparar en la ayuda del extranjero, sino que, entre los propios arequipeños se puede seguir haciendo obra social dejando de lado los individualismos, aportando por el bien de la colectividad.

Según Eloisa Tupia, gerente administrativa de Policlínico Social Alemán Espíritu Santo, un promedio de 2 mil personas son atendidas en forma diaria en el establecimiento con tasas sociales, ofreciendo 30 especialidades.

“No solo vienen pacientes del distrito o de la ciudad de Arequipa, sino también de otras regiones del sur del Perú, por lo que la contribución social es más grande de lo que se puede estimar”, manifestó la gerente.

Por su parte, el alcalde Omar Candia, quien estuvo presente en la ceremonia, reconoció el aporte social que realiza los centros de salud social en favor de una mejor calidad de vida de las personas.

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