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Por lo menos 2,000 hectáreas de arrozales de la provincia de Camaná corren peligro debido a la falta de agua para su irrigación, ocasionada por la ausencia de lluvias en la parte alta de la región.

La situación despertó preocupación en los dirigentes y agricultores, quienes ayer sostuvieron una reunión de emergencia para analizar las medidas a tomar.

CITA. La asamblea fue organizada por los miembros de la Comisión de Regantes de Pucchún, zona agraria más extensa de la provincia y la más afectada.

Polo Riega Talavera, presidente del grupo, dialogó con Marcelo Valdivia Bravo, dirigente de la Junta de Usuarios de Camaná, a quien solicitó que realice las gestiones necesarias con Autodema para que se suelte más agua.

RIESGO.Según Riega Talavera, en Pucchún se requiere más de 3,500 m3/s del líquido, ya que en este sector se tiene 2,000 hectáreas de cultivo, correspondientes a 721 parcelas y 680 agricultores.

Asimismo, informó que, en la actualidad, solo se ha sembrado en 1,330 hectáreas de las 2,000 existentes debido a este problema, por lo que exigió un mejor control y distribución del recurso hídrico en la parte baja del valle.

Valdivia Bravo se comprometió a lograr una repartición equitativa para apoyar a los hombres de campo y poder salvar las cosechas.

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