Chimbote: La Operación Mato Grosso y sus colegios en las invasiones
Chimbote: La Operación Mato Grosso y sus colegios en las invasiones

Sentados en círculo sobre el piso de concreto, risueños, los niños del aula de tres años escuchan a su profesora, quien les lee un libro. La luz clara de la mañana ingresa por la amplia ventana de lunas transparentes. Las paredes blancas están adornadas de afiches con imágenes coloridas y mensajes sobre los buenos hábitos, los días de la semana o el clima. T

ambién hay dos largos percheros en los que cuelgan las mochilitas de héroes y princesas de los pequeños. Al otro extremo del salón, tras cruzar por un amplio estante de madera atiborrada de cuentos infantiles, se encuentran las mesitas de colores encendidos en las que otro grupo de alumnos desarrolla sus actividades en libros nuevos. Favio, uno de los niños, utiliza la crayola para pintar las figuras que empiezan con la vocal “E”. La auxiliar orienta a sus compañeros. En este cómodo lugar los 25 estudiantes cuentan con lo principal y mucho más para su aprendizaje.

Todo esto se repite en los otros dos salones (de cuatro y cinco años) de este jardín, en el que los alumnos también pueden disfrutar de un amplio comedor, un acogedor ambiente para tomar una siesta y baños limpios. Todo ha sido planificado a detalle para que los menores puedan cursar el nivel inicial en las mejores condiciones, como si se tratara del plantel más exclusivo de la ciudad, la gran diferencia es que aquí no hay costosas pensiones. Otra diferencia es que se encuentra ubicado en una zona residencial sino en una de las muchas invasiones del distrito de , en las tierras del Proyecto Especial Chinecas.

Este jardín ha sido edificado en el asentamiento humano Portales del Sol y es uno de los seis que a la fecha la Operación Mato Grosso ha construido en el distrito sureño, especialmente en los pueblos que recién se han formado y donde la pobreza es tan abundante como la arena en la que muchas familias han levantado sus precarias viviendas de palos y esteras, y en la que también inescrupulosas personas han visto un negocio redondo a través del tráfico de terrenos.

“Estos proyectos nacen luego de más de 10 años de presencia de la Operación Mato Grosso aquí en Chimbote (…) El padre Ugo de Censi, que es el fundador, se ha conmovido al ver tanta gente que viene de otros lugares a estos arenales y se pone a vivir en una situación muy precaria. Dijo: ‘vamos a construir seis jardines’, y nos pusimos manos a la obra”, cuenta el padre Leonardo Mazzei, un responsable de esta agrupación.

Los voluntarios de Mato Grosso iniciaron la construcción de los seis jardines Don Bosco en enero de 2015 en Los Licenciados II, Sánchez Milla, Vista al Mar II, Los Ficus y Portales del Sol. También edificaron uno en el centro poblado de Tangay. A diferencia de las obras interminables que ejecutan las instituciones del Estado y sin recursos del erario nacional, estos planteles fueron culminados en aproximadamente cuatro meses, y de inmediato comenzaron a funcionar.

En esta ardua labor participaron unas tres mil personas de Chimbote, la sierra de Áncash e Italia, todos con el firme y único propósito de ayudar a los menos favorecidos.

“Estos jardines no han sido realizados con plata del extranjero, alguna ONG o cualquier otra entidad, estos jardines han sido realizados con la plata de jóvenes, la mayoría peruanos, que han decidido regalar su tiempo y su dinero”, recalca el también sacerdote de la parroquia San Luis Gonzaga del pueblo joven San Luis.

En los seis jardines, en los que estudian unos 400 niños, se ingresa a las ocho de la mañana y se sale a las cuatro de la tarde. Todos los niños almuerzan dentro de los planteles de forma gratuita.

“Trabajan en estos jardines 32 señoritas, entre profesores, auxiliares y personal de servicio. Más de 400 niños reciben una educación integral de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, para que los padres puedan estar más libres y dedicarse a su trabajo. Lamentablemente, la mayoría de estos niños no tienen papá y mamá; hay muchas madres solteras y muchas abuelas que se encargan de estos niños”, señala el padre Leonardo.

ESCUELA TÉCNICA. El nuevo proyecto de la Operación Mato Grosso en los arenales de Nuevo Chimbote es el colegio Don Bosco Constructor, una escuela de secundaria en la que los alumnos reciben educación básica regular y también son preparados en albañilería.

Este plantel, cuya construcción se encuentra en marcha desde enero último, se ubica en la parte más alta de la invasión Tierra Prometida. Desde este punto se observa cómo se esparcen cientos de ranchos en los terrenos de Chinecas, como casitas de juguete colocadas por un niño.

El colegio funciona como internado y, por el momento, alberga a 30 adolescentes que cursan el primer año de secundaria.

“Es un colegio con internado para que de esta manera los menores puedan recibir una educación que va más allá de la parte escolar, tienen el tiempo para la parte práctica. Ellos provienen de Chimbote, las invasiones y hasta la sierra de Áncash”, detalla Leonardo Mazzei.

Los 30 alumnos fueron sometidos a una evaluación para ingresar a esta institución educativa. Además de albañilería, su educación comprende el aprendizaje de otros oficios como la carpintería.

Aunque parezca increíble, los jardines y la escuela técnica no reciben ingresos del Estado, funcionan básicamente gracias a la caridad.

“Para explicar eso (el financiamiento) tengo que utilizar la palabra caridad. Llega la ayuda de varias partes, hay amigos, bienhechores y también los grupos de caridad de los jóvenes; cada uno va aportando y hasta ahora no ha faltado nada”, aclara el párroco.

INVASIÓN. Los voluntarios de la Operación Mato Grosso tienen muy en claro que son invasores de las tierras de Chinecas; no obstante, señalan que su presencia en estos lugares obedece únicamente a su deseo de ayudar a la gente más necesitada de estos pueblos.

“Nosotros en primer lugar nos sentimos invasores como todos los demás, si estamos allí no es para tener bienes propios, sino para poder acoger y apoyar a la gente que por necesidad se ha encontrado en esta zona”, precisa el padre Leonardo.

Si bien reconocen que existen muchas personas que se aprovechan de las invasiones para traficar con los terrenos, indican que su intención es ayudar a aquellas familias que realmente tienen necesidad de una casa y soportan vivir en los arenales, sin servicios básicos, para sacar adelante a los suyos. Por lo cual, opinan que es necesario que exista una regularización.

“Nosotros pensamos que si es necesario regularizar la situación, que no siga de esta forma desordenada, porque vemos que causa cada vez más pobreza; deseamos una regularización y por eso buscamos acuerdos con todas las autoridades”, refiere.

Si bien desconocen cuál será el futuro de las invasiones, precisan que su más grande deseo es seguir llevando ayuda social.

“Somos invasores como los demás y si estamos allí es para ayudar a la gente; lo que será en el futuro no logramos entenderlo, pero seguro que tenemos gran deseo de estar allí, de avanzar, de hacer algo para la gente y esto es lo que nos empuja a construir, a tener ambientes lindos para la gente que más necesita”, sostiene Leonardo Mazzei. 

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