Trujillo: Una ciudad sepultada bajo el lodo y las piedras (VIDEO)
Trujillo: Una ciudad sepultada bajo el lodo y las piedras (VIDEO)

Una ciudad llena de barro es lo que dejó el paso de siete huaicos por el distrito de El Porvenir () tras el desborde de las aguas de la quebrada San Ildefonso.

El panorama es desolador en las calles Atahualpa, Astopilco, Hipólito Unanue, José María Eguren, Nicolás Yerovi, Asencio Vergara y Pachacútec, donde viviendas de un piso quedaron enterradas bajo dos metros de lodo.

En estas zonas, el fango y pequeñas corrientes de agua se apoderan no solo de las verdes sino, también, de las vías de acceso.

ENTERRADOS. Al ingresar por el sector Mampuesto, por la calle Atahualpa, enormes lodos cubren por completo a casas de un piso.

Un auto colectivo que cubre la ruta Río Seco-El Porvenir-Trujillo fue enterrado dos metros abajo por una enorme bola de barro.

En ese momento, encontramos a Alejandrina Caballero con un balde escarbando y sacando la arena de su unidad móvil.

“Necesito ayuda, el huaico acabó con lo poco que tenía. El barro tapó mi casa y mi carro que es mi único sostén”, dice la señora Caballero entre lágrimas.

Ella cuenta a Correo que el huaico la sorprendió cuando se encontraba almorzando junto a sus hijos.

“Mis cosas quedaron enterradas. Solo saqué una mesa y todo quedó enterrado. Perdí mi cocina, mis ollas, mis platos. Estoy en la calle y necesito ayuda para poder limpiar todo este barro”, señaló.

El paso de siete huaicos ha dejado su rastro en muchas calles del distrito zapatero: tapadas por completo y familias enteras con palana y baldes tratando de sacar el charco de lodo de sus viviendas y poder recuperar lo poco que queda.

María Sánchez, quien vive en la calle Astopilco, relata que a pesar de poner sacos de arena el huaico arrasó con todo y rompió la puerta de su vivienda; y cuando quiso reaccionar, el agua ya alcanzaba los dos metros.

“Solo vi un enorme charco de agua en mi casa y me asusté. En ese momento corrí y subí al techo. El agua tapó por completo mi casa; como ven, mi sala y mis cuartos están tapados de lodo y arena. Esperemos que el alcalde Paúl Rodríguez (El Porvenir) se acuerde de nosotros y nos apoye. No tenemos dónde vivir, hemos perdido todo”, indicó.

El paso del huaico también dejó camas enterradas y solo se nota el fierro de la parte delantera.

Muebles, sillas y ollas se encuentran al paso por las pistas llenas de lodo.

A la altura del Club del Pueblo de El Porvenir nos topamos con Carlos y su papá Jaime, quien tiene 80 años de edad, con palana en mano y sacando el barro que tapó por completo el dormitorio de su casa.

Las ollas comunes son el pan de cada día y lo poco que tienen lo comparten con los vecinos.

“Muchos vienen por aquí, pero no solo queremos que nos visiten, sino que traigan agua, fideos, arroz, papas o cualquier cosa para comer. Necesitamos ollas y platos. Aquí atendemos a 250 vecinos, cada uno pone una cosa y los cocinamos”, dijo Kathia Rodríguez, quien a pesar de perder su vivienda, que colapsó por completo tras siete huaicos, mantiene su chispa y buen humor.

En cada cuadra de una calle afectada por la avalancha de lodo y piedras se han organizado los vecinos para preparar sus alimentos.

Algunos también han instalado carpas para poder pernoctar.

LO TAPÓ TODO. En el inmueble de la calle Hipólito Unanue 395, donde se ubicaba la Escuela Santísima Virgen de la Puerta, solo quedan las puertas de triplay, las asas de las resbaladillas y una proporción de un columpio, que dan muestran que en esta parte había un centro educativo.

Material educativo (libros), tarritos forrados de diversos colores, tambores y guitarras están desparramados tras el paso del huaico.

El jardín está enterrado por un enorme lodo de 1 metro y 30 centímetros. Los más afectados son unos 150 niños que pierden clases y por ahora no tienen a dónde ir a estudiar.

“Aquí había un jardín para niños de 3 a 5 años, y nivel primario para segundo, tercero y cuarto año. Un total de 150 niños se ven perjudicados. El local está desecho, las aulas están hundidas y no recuperamos nada”, nos cuenta Luis Horna, profesor de Danzas de la Escuela Santísima Virgen de la Puerta.

Horna espera que las autoridades locales y regionales apoyen con una maquinaria para desenterrar la escuela y así empezar a reconstruir este centro educativo. Ese es el día a día en El Porvenir, donde la gente se une para volver a comenzar. Todos están unidos. Cualquier ayuda pueden acudir a la zona y dejar víveres, ropa y agua.

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