Chiclayo: Policía asesina a su pareja y lo hallan desangrándose
Chiclayo: Policía asesina a su pareja y lo hallan desangrándose

Tenía apenas 21 años y su próxima meta era la Escuela de Oficiales de la Policía Nacional del Perú. La suboficial Gianelly Katherine Coronado Rojas era una mujer con sueños, pero que además guardaba un gran amor por su pareja y su pequeño hijo: las fotos de ambos adornaban su habitación, el mismo lugar donde su vida se apagaría con violencia, en 

Durante la madrugada de ayer, Gianelly fue hallada muerta en el mismo cuarto que compartía con el padre de su hijo, Fidel Coronado Barturén, de 27 años, también policía.

Él la había asfixiado con las manos para luego hacerse un profundo corte en el cuello. Horas antes, habían tenido una fuerte discusión e, incluso, ella había acudido a la comisaría de su distrito, La Victoria, para denunciarlo por violencia familiar. No era la primera vez que lo hacía.

INFIERNO. Gianelly y Fidel se conocieron cuando ambos se preparaban para ser agentes del orden, aunque ella, al principio, quería estudiar Medicina Humana.

Así lo relata, entre lágrimas, Alindor Coronado Quispe, un policía con varios años de servicio que nunca imaginó experimentar el dolor irremediable de ver morir a su hija. Mientras él y su esposa, junto a su nieto de dos años, dormían en el primer piso de la vivienda ubicada en la manzana E lote 3 de la urbanización Teresa de Calcuta, en el cuarto que era ocupado por Gianelly Coronado, en la segunda planta, y sin que ellos pudieran escucharlo, se desataba el infierno.

Aunque, tal vez, este último siempre estuvo ahí. Los vecinos de la urbanización hablan de celos enfermizos y de que ella, quien prestaba servicios en la Comisaría de Chiclín, en La Libertad, había pedido su cambio a dicha jurisdicción precisamente para tomar distancia.

Lo que sí se sabe, es que el últimos miércoles, cuando ambos estaban de franco, Gianelly llegó hasta la Comisaría de La Victoria al promediar las 7:50 de la noche para presentar una denuncia contra su conviviente por violencia familiar (maltrato físico y psicológico). Al parecer, un grupo de agentes llegaron a la vivienda para poner orden, pero ello no bastaría.

Alrededor de las 3:00 de la madrugada, el teléfono despertó a Alindor Coronado. Era el hermano de Fidel, quien evidentemente preocupado le decía al dueño de casa que acababa de recibir una llamada de su familiar, señalándole que tenía problemas con su pareja.

Poco después, el hombre llegaría a la vivienda de Alindor y ambos subirían a ver lo que estaban pasando. Tuvieron que romper el vidrio de la puerta para poder entrar a la habitación y toparse con el más terrible de los escenarios. Los cuerpos de los suboficiales estaban sobre el piso, uno sobre el otro. Habían señales de pelea y manchas de sangre. Con esta última, sobre una de las paredes, estaba escrito el nombre del hijo de Fidel, acompañado por dos palabras: “te amo”.

INCERTIDUMBRE. Esperanza Rojas tiene el corazón destrozado. Mientras retiran el cuerpo de su hija de la morgue, siente que el llanto la consume y, pese a ello, tiene fuerzas para pedir que este hecho no quede impune.

“Ese chico no estaba bien”, dice con la voz entrecortada, “todo lo ha tenido ya pensado para matar a mi hija, por favor, pido ayuda, que esto no quede impune, que se haga justicia, ella era una persona joven, una hija ejemplar”.

Su esposo, Alindor, fue quien levantó el cuerpo de Gianelly para trasladarlo al Hospital Regional de la Sanidad de la Policía. Al llegar, ella ya había muerto.

Mientras tanto, debido a la gravedad de sus heridas, Fidel Coronado fue derivado al Hospital Regional de Lambayeque, donde, hasta el cierre de esta edición, permanecía estable y bajo resguardo policial. Su diagnóstico señalaba: “shock hemorrágico, corte cervical del cuello-diagnóstico reservado”.

Tras las respectiva pericia en el lugar de los hechos, el fiscal Luis Miguel Peña Delgado, de la Fiscalía Provincial Mixta Corporativa de La Victoria, señaló que en las próximas horas solicitará una orden de prisión preventiva por 9 meses para el suboficial que trabaja en Radio Patrulla.

El primo de Gianelly, Ronald Herrera Coronado, cuenta que hace poco más de una semana, luego de que la pareja volviera a estar junta, Fidel llevó a almorzar a su familia y a sus suegros. Nada hacía presagiar el fatal desenlace que tendría esta historia y por el cual ahora solo exigen una cosa: que se haga justicia. 

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