Nuevas formas de extorsión causan zozobra en Chiclayo
Nuevas formas de extorsión causan zozobra en Chiclayo

Un mal latente. La desarticulación, en los últimos tiempos, de numerosas bandas criminales relacionadas con actos de extorsión ha permitido que la tranquilidad retorne, al menos de manera parcial, tanto al sector transporte como a determinados sectores de Chiclayo golpeados por el tráfico de terrenos y la violencia.

Sin embargo, esta situación no habría desaparecido del todo, al punto que organizaciones aparentemente conformadas por remanentes de “La Gran Familia” o “La Hermandad del Norte” seguirían operando en la provincia. Así lo advirtieron distintos dirigentes tanto del gremio de taxistas como de los pueblos jóvenes, quienes también dieron detalles sobre las modalidades utilizadas en la actualidad por estas agrupaciones.

DESCONTROL. Para el presidente de la Central de Empresas, Asociaciones y Operadores del Servicio de Taxis en Lambayeque, Juan Vásquez García, existe una situación de fondo que impide acabar con este problema de raíz: la informalidad reinante en el sector, agravada por la falta de control al momento de otorgar los permisos.

“Mientras exista un crecimiento desmesurado en el sector, siempre va a existir la inseguridad, mientras que, con el desorden que existe en las empresas de taxi, lo que pulula es la extorsión. Muchos gerentes de dichas empresas solo cobran a los afiliados y no les interesa si son vehículos formales o informales, igual les cobran por el llamado ‘chalequeo’ a todos ellos”, indicó.

Vásquez García afirmó que, actualmente, las organizaciones criminales que estarían operando en el rubro ya no utilizan los famosos “stickers” para llevar el control de las unidades vehiculares que pagan el respectivo cupo por protección, sino que todo sería a través de las farolas.

En ese sentido, explicó que se pueden dar dos casos: taxis con la farola de una empresa formal pero que está coludida con alguna banda delictiva para cobrar por “chalequeo”; o vehículos con la farola de una “empresa fachada”, colocada solo para dar la impresión de seguridad al usuario cuando el verdadero fin sería asaltarlo mediante la modalidad de “pasajero a bordo”.

En cuanto al primer caso, más relacionado con la extorsión, Juan Vásquez dijo que “se pensó que la farola iba a ser una identificación para los taxis; sin embargo, ha servido para la delincuencia. Pongamos el ejemplo de una empresa con 200 vehículos, todos registrados, con número y su respectiva farola. El delincuente contacta con el gerente, empieza a presionarlo y lo persuade para cobrar el cupo, pues le dice: tú vas a cobrar y te vas a quedar con la mitad, y a la gente que no quiere pagar, nos avisas y nosotros hacemos que pague”.

En ese sentido, estimó que esta situación se da en al menos el 60% de las empresas constituidas en Chiclayo. “Nuestra central agrupa a 38 empresas, pero en total, si hablamos de empresas formales, legales, deben haber más de 150. El resto, que serían ‘fachada’, es difícil de calcular”, aseveró.

El dirigente también mencionó que estas bandas estarían conformadas tanto por personas “nuevas” como por remanentes de otros grupos, como “La Gran Familia” o “León no come león”. Refirió que, por lo general, estas personas utilizan el nombre de conocidos delincuentes ya recluidos para causar miedo entre los choferes, aunque tampoco se descarta que tales malhechores sigan actuando desde el interior de su celda.

PELIGRO. A su vez, el presidente de la Corporación Regional de Empresas de Taxi de Lambayeque, Segundo García Sánchez, aseguró que si bien los casos de extorsión han bajado considerablemente en el sector, tampoco se podría decir que ya no se presentan prácticas de este tipo. Muestra de ello, es que han tenido conocimiento de varios taxistas que han sido víctimas de robo mediante nuevas modalidades.

“Creo que con la última captura que se hizo, de La Hermandad, se ha calmado bastante, pero tampoco podemos decir que se ha terminado totalmente. No bajamos la guardia y estamos buscando, incluso, los dispositivos necesarios para hacer frente a esto. Ya muchos afiliados cuentan con GPS y estamos pensando en probar el uso de cámaras”, señaló García Sánchez.

Tampoco descartó que pueda tratarse de remanentes de bandas delictivas ya desarticuladas. En cuanto al robo de unidades, mencionó que estas personas suelen despistar a los taxistas haciéndose pasar por pasajeros aparentemente inofensivos, como un comprador que sale con sus bolsas del supermercado. Agregó que hasta conocen casos en que los delincuentes han utilizado niños y a sus presuntas madres para dar la impresión de que son usuarios comunes y corrientes; no obstante, tras pedir un servicio hasta un lugar alejado, los facinerosos aparecen para asaltar al conductor.

TERRENOS. Otro contexto en el que se han denunciado actos de extorsión por parte de bandas criminales tiene que ver con el tráfico de terrenos en pueblos jóvenes y asentamientos humanos de la provincia. En este campo, también estarían haciendo de las suyas personas ligadas a la tristemente recordada organización “La Gran Familia”.

Según indicó el presidente de la Federación Provincial de Pueblos Jóvenes de Chiclayo, Raúl Benites Acuña, la situación también se ha calmado mucho en los últimos años, aunque advirtió que algunos remanentes estarían buscando reorganizarse.

“Parece que son remanentes del ‘Viejo Paco’ que se han reunido ahora en una nueva organización, conocida como la del ‘Viejo Antonio’, y hemos sabido del caso de un dirigente que ha sido amenazados, le han dicho que no le va a pasar nada, que se ponga a un costado porque ellos (los presuntos extorsionadores) tomarán el control del sector”, afirmó.

Benites Acuña precisó que esto estaría ocurriendo en la UPIS San Pedro, a la cual se pretendería cambiar de nombre por intermedio de una persona que busca hacerse con la propiedad de los terrenos. Para el dirigente, quienes estarían detrás serían personas interesadas en hacerse con el control del lugar para cobrar cupos a las más de 300 familias que viven en la zona.

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