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Una bandera peruana flamea en un palo que funge como asta en la playa Santa Rosa, en el centro poblado Los Palos, provincia de Tacna, a escasos dos kilómetros de la frontera con Chile. Esta es la primera población peruana de la frontera sur del país, que debería ser la mejor atendida, y pese a ello viven en el total abandono de las autoridades locales, regionales y nacionales.

Esta población es la que verdaderamente sabe que es no contar con las 200 millas marítimas que siempre nos enseñaron en los colegios y en los textos, pues frente a sus costas solo pueden ingresar a menos de una milla, más allá, ya es mar de Chile por el paralelo hasta la milla 80, fijado por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.

Tras el fallo de la CIJ de La Haya, los pescadores de la playa Santa Rosa se quedaron con menos de una milla para sus faenas de pesca de cortina. Ha transcurrido un año y los compromisos para mejorar sus condiciones de vida que recibieron solo quedaron en promesas, nada ha cambiado, indicó Cirilo Pari Quille (70), uno de los primeros pescadores que llegaron a Santa Rosa a inicios de 1985, desde Puno.

HISTORIA. Pari Quille recuerda que el lugar era muy rico en machas y por ello en Santa Rosa llegaron a instalarse hasta 300 familias, pero ante la sobreexplotación del recurso hidrobiológico y la veda impuesta por el Ministerio de Producción las familias fueron desapareciendo y ahora solo quedaron menos de cuarenta. Algunas casas rústicas abandonadas son testigos de la época de apogeo de Santa Rosa.

Incluso se instalaron chozas de pescadores cerca al Hito N° 1, en la frontera Perú – Chile, sin tener ninguna objeción de la armada o carabineros de chilenos o las autoridades peruanas, relató.

La mayoría de pescadores que llegaron a Santa Rosa por esos años son de Puno, atraídos por la extracción de los recursos hidrobiológicos y por mejores condiciones de vida.

Cuenta que ellos son los verdaderos vigilantes de la frontera. En el 2001 dieron la voz de alerta cuando la armada chilena movió una torre de control a territorio peruano, a 200 metros de la frontera, asimismo fueron los primeros en protestar o denunciar la intromisión de naves del país chileno dentro de nuestro litoral, pero -a su entender- esto no fue valorado por las autoridades que en vez de compensarlos los marginaron tras el fallo.

“Ya saben en Lima cómo y en qué condiciones estamos, y no hacen nada hasta ahora, no existe apoyo e interés de las autoridades”, expresó resignado Pari mientras mira el mar perdido.

RESTRICCIÓN. Hasta antes del 2012 podían pescar dentro del denominado triángulo terrestre pero ahora su ingreso está prohibido, señaló por su parte el pescador Jorge Nina Mamani (33) mientras arregla sus aparejos de pesca. Los pescadores de Santa Rosa llegan a obtener hasta S/.50 por los productos hidrobiológicos que extrae durante el día, lo que no alcanza para mantener a sus familias, ya que parte del importe se va en el traslado hacía Los Palos o a la ciudad.

A la playa Santa Rosa, que está a 7.1 kilómetros del CP Los Palos, se llega por un camino de trocha a donde solo ingresa un bus que parte del terminal Francisco Bolognesi en la ciudad de Tacna a las 6 h y otro a las 16 h. El Ministerio de Transporte se comprometió hacer el mantenimiento de la vía, que aún no se cumple.

Por su parte, el pescador Hernán Gómez Ticona (39) sostiene que la pesca es escasa ya que algunas embarcaciones chilenas ingresan en la noche a pescar en la línea de la frontera marítima e incluso ingresan dentro del territorio peruano. Indicó que la presencia de naves de la Capitanía del Puerto de Ilo es casi nula en la zona.

NECESIDADES. Todos coinciden que el único apoyo que consiguieron fue para la instalación de la luz provisional, gestión que hicieron los propios pescadores ante el Gobierno Regional de Tacna en la gestión 2008-2011. Falta el suministro de agua potable y alcantarillado, ya que actualmente se abastecen con agua del subsuelo de cinco pozos que perforaron.

Ante la falta de apoyo de las autoridades regionales y nacionales, algunos optaron por cultivos como sandía, melones, caña de azúcar, maíz, trigo, entre otros, que ayudan a palear la economía de sus hogares.

Santa Rosa cuenta con un colegio desde el 2000, con aulas prefabricadas, pero por las condiciones precarias los pescadores optan por mandar a sus hijos al colegio Alfonso Ugarte en el centro poblado Los Palos, donde estudian 30 menores de esa zona y solo tres alumnos se quedaron en Santa Rosa. Hubo la promesa de construir ambientes adecuados pero no hay nada.

Cuentan con un centro de salud donde el personal dispone de dos motos para trasladarse ante cualquier emergencia, y son apoyados por los propios pescadores.

Cuatro asociaciones de pescadores existen en el Centro Poblado Los Palos: Kula Uta, San Pedro, Santa Rosa y Virgen de Chapi, que en conjunto agrupa a unas 200 personas.

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