En 2024 el precio del cacao en el mundo ha experimentado una subida estrepitosa, que ha superado por mucho las proyecciones, después que los precios presentaron bajas significativas en los dos años anteriores. El incremento ha alcanzado topes históricos, por ejemplo, en el mercado en Londres, se registran hasta un 75% respecto a 2023. Entonces, cabe preguntarse, si se convertirá el chocolate en un producto de lujo.

Este es un tema con muchas aristas. Por un lado, los productores de cacao, especialmente de países como Perú, Ecuador, Venezuela, República Dominicana, por solo mencionar algunos, ofrecen habas de alta calidad. Cabe pensar que será un hecho positivo para mejorar la calidad de vida de los productores, con una remuneración acorde a tanto esfuerzo. Sin embargo, yo no concluiría tal cosa a priori. Consideremos desde las nuevas reglas de Unión Europea, dificultades en el transporte marítimo, pasando por problemas internos en el plano social, las consecuencias del fenómeno El Niño y la baja efectividad en el control de plagas, especialmente para quienes desean mantenerse en la categoría “orgánica”, que resulta la más escasa y mejor pagada.

Por ejemplo, el cacao de Piura en un año pasó de 15 soles el kilogramo en el mercado interno, a rayar ahora los 35. La paradoja es que también se ha experimentado una baja en la producción por la alta presencia de cadmio, plagas, efecto climático y disponibilidad de mano de obra, que ha derivado en una amplia sustitución de cultivos. Pongo el ejemplo de esta zona, pero cada región y país presentan sus propios listados de dificultades.

Consideremos que el consumo internacional de chocolate ha crecido significativamente en las últimas tres décadas, al punto que abarca desde delicatessen hasta golosinas de producto masivo. Todo esto es la consecuencia de varios factores, culturales, tecnológicos en su fabricación, de producción con mejoras en prácticas agroindustriales hasta de percepción en los consumidores, ya que pasó de ser la causa de problemas de salud a un superalimento y su presencia en el mundo gourmet.

Las expectativas financieras de especialistas y medios especializados apuntan a una estabilización de los precios, pero las verdaderas consecuencias de esta subida la sentiremos en 2024 los consumidores. Ya en Europa una barra de chocolate fino de 70 gramos no cuesta menos de 5 euros, de hecho, en el Salon du Chocolat en París, el precio más bajo era 7 euros por barras hasta de menor gramaje. En Perú es inevitable que suban el próximo año en esta categoría, sin importar los esfuerzos que hagan los chocolateros, porque la materia prima es increíblemente más costosa.

En el caso de las golosinas, en Perú yo vislumbró dos posibles escenarios: las empresas grandes emplearán cacao de menor calidad o lo importan desde Europa o Estados Unidos, donde usan habas africanas, bastante más económicas. Sea cual sea la salida, los amantes del chocolate posiblemente tendremos que pagar más para disfrutar de la misma calidad. ¡Ya se verá!

Nota de la autora: con esta columna cierro 2023 desde el agradecimiento por leerme cada mes. Bendiciones y los mejores deseos para que 2024 sea un año extraordinario.

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