Investigadores italianos han logrado descifrar gracias a los rayos X un papiro del siglo I que quedó calcinado en la erupción del Vesubio que arrasó las ciudades romanas de Pompeya y Herculano, según publica en su último número la revista "Nature Communications".
Científicos del Consejo Nacional de Investigación italiano (CNR) han desentrañado por primera vez los secretos de uno de los centenares de papiros enrollados que en 1752 aparecieron en una antigua biblioteca devastada por la lava.
Una imagen tridimensional del interior de los rollos, obtenida gracias a una técnica utilizada habitualmente en procedimientos médicos, ha permitido ahora distinguir el relieve de la tinta que se conserva sobre el material calcinado, que llegó a soportar temperaturas superiores a 300 grados centígrados.
Los científicos se han encontrado ante un texto manuscrito en griego que muestra similitudes con otro ya conocido del filósofo epicúreo Filodemo, por lo que creen que ese podría ser también el autor de este pergamino.
La extrema fragilidad de los rollos, quemados casi por completo, hace imposible desenrollarlos sin destruirlos, por lo que ha sido necesario esperar a las nuevas técnicas que utilizan rayos X para comenzar a leerlos sin alterar su estado.
Su contenido permanecía en gran parte desconocido desde que en el siglo XVIII los arqueólogos encontraron los pergaminos acumulados en una de las habitaciones de una villa romana en Herculano, la única biblioteca del mundo clásico que se ha conservado.
Una de las dificultades que afrontaban los científicos era lograr que sus instrumentos distinguieran entre el material vegetal del papel y la tinta de carbón que se utilizó para escribir sobre él.
Finalmente consiguieron diferenciar ambas sustancias gracias a una técnica de tomografía computerizada de rayos X (XCT) que permite medir la velocidad a la que la radiación se propaga en el interior de un compuesto determinado.
Hasta ahora, se había tratado de desenrollar pequeños fragmentos de los papiros para leerlos con la ayuda de cámaras infrarrojas, pero esos esfuerzos se abandonaron ante el daño irreparable que sufrían los rollos.
Desde que se encontraron, hace más de dos siglos y medio, varios científicos habían tratado sin éxito de hallar un modo de desenrollar el papel calcinado sin destruirlo.
El investigador Vito Mocella, responsable del estudio, explicó a la cadena BBC que el hecho de que la tinta no llegó a penetrar en las fibras del papiro, sino que se mantuvo en su superficie, permitió a los científicos distinguir las letras a través de sus instrumentos "como si estuvieran en relieve".
Mocella relató que la idea para descifrar los rollos la obtuvo durante una visita al Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón, en Grenoble (Francia), que ha participado en el estudio.
Durante una colaboración en Grenoble, Mocella pensó que la misma técnica de tomografía computerizada que se utiliza en medicina y paleontología podría aplicarse a los rollos, lo que le llevó a iniciar su investigación.