La drama de la mujer que quedó ciega de un ojo por usar lentes de contacto
La drama de la mujer que quedó ciega de un ojo por usar lentes de contacto

Empezó a perder la vista poco a poco en un ojo tras episodios de picazón y dolor. De eso ya han paso cinco años. Y ahora Irenie Ekkeshis sabe que los responsables de su problema fueron los lentes de contacto que usaba.

Tras presentar estos malestares, detalla BBC Mundo, la mujer acudió al hospital oftalmológico de Moorfield, donde fue sometida a un procedimiento para retirar células de la superficie del ojo conocido como “raspado corneal.”

Luego le diagnosticaron una infección rara, queratitis por Acanthamoeba, causada por un microorganismo presente de manera habitual en el agua potable, del mar y de las piscinas.

“Me sentía conmocionada y asustada. Para entonces ya había perdido la visión del ojo derecho. Era como mirar a través del espejo empañado del baño. Podía ver colores y formas pero no mucho más”, explica.

Según expertos, esta infección afecta mayormente a personas que usan lentes de contacto y en promedio a 125 personas por año en Reino Unido.

“No me había duchado ni nadado con ellos puestos. Pero resulta que la puedes adquirir solo con lavarte las manos y no secártelas bien antes de manipularlos”, asegura Ekkeshis.

Irenie sufrió con el ojo lloroso y dolores durante meses hasta que los médicos fueron capaces de controlar la infección

Durante esta etapa Ekkeshis se dio cuenta que no muchas personas conocen los riesgos de exponer los lentes de contacto al agua, por lo que quiso resolverlo y emprendió una campaña para que se incluya esta recomendación en las cajas de los lentes de contacto.

La Asociación Británica de Lentes de Contacto le dijo que no se ponía esta advertencia por falta de espacio en las cajas y ella propuso que colocar una calcomanía con la leyenda “No agua”.

“Mi consejo es simple: nunca dejes que tus lentes de contacto entren en contacto con agua, ni en la ducha, ni en la piscina ni cuando te lavas. Es verdad que estas infecciones son raras, pero soy la prueba de que suceden. Y el resultado es devastador”, concluye Ekkeshis.

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