Leonid Lecca: “A estas alturas, ningún niño debería nacer con VIH”
Leonid Lecca: “A estas alturas, ningún niño debería nacer con VIH”

Según cifras oficiales del , en Perú existen alrededor de 72 mil personas infectadas con el virus del VIH. Sin embargo, algunos colectivos en temas de salud sostienen que la cifra podría ser mayor a la estimada por el órgano estatal.

Ante esta situación, el médico epidemiólogo Leonid Lecca, director de la ONG Socios en Salud, manifiesta que aún falta fortalecer el acceso de las comunidades de escasos recursos a las pruebas de diagnóstico de esta enfermedad, sobre todo en poblaciones vulnerables y con enfermedades crónicas como la tuberculosis.

¿Cómo ha cambiado el mecanismo de diagnóstico del VIH en Perú? 

En el país existe la capacidad de dar un diagnóstico rápido en los establecimientos de salud. Hay pruebas confirmatorias que si una sale positiva, debe confirmarse con otros exámenes que se hacen en hospitales o redes nacionales. El asunto es que estas pruebas también deberían llegar a la comunidad, porque muchas veces si quieren saber si tiene VIH, deben ir hasta el establecimiento, y no todas las personas, por diversas razones, acuden a estos espacios. Es una tarea pendiente.

¿Considera importante la instauración de una fecha como el Día Nacional de la Prueba del VIH? 

Es importante tener esta fecha para conmemorar por qué las personas deben hacerse un descarte del VIH una vez que inician su vida sexual. Si yo sé que tengo el diagnóstico voy a poder recibir un tratamiento oportuno, voy a prevenir que otras personas se infecten y, si se tratase de una mujer embarazada, saber el diagnóstico permitirá evitar esta infección en el niño. Si bien el VIH no tiene cura, uno puede vivir sin problemas si recibe tratamiento oportuno.

Han realizado estudios sobre la prevalencia de esta enfermedad en comunidades de escasos recursos... 

Nosotros trabajamos por y en la comunidad. Hace 4 años hicimos un estudio sobre cómo mejorar el acceso de estas personas a la prueba del VIH, y vimos que hay un interés en ellos de descartar este mal. Por ello, tenemos proyectos dirigidos, grupos vulnerables como mujeres gestantes, adolescentes y niños.

¿Cómo ha sido el trabajo con estos sectores de Lima? 

Si bien hay un trabajo muy fuerte del Estado para que cada vez más personas accedan a una atención de salud general, aún existen brechas. El problema es que no se cuenta con recursos humanos y logísticos. Por eso trabajamos con el gobierno, para poder ayudarlos y llegar a más zonas. Nosotros trabajamos mucho el tema de transmisión vertical del VIH. A estas alturas, ningún niño debería nacer con VIH. Existe todo un protocolo para prevenir que esto suceda, pero debe cumplirse estrictamente.

Si se cuenta con un protocolo de atención, ¿qué factores intervienen para que esta no se aplique de manera apropiada? 

Hay diversas razones, incluso desde el mismo sistema de salud, donde el historial del 30% de gestantes se pierde. Por ejemplo, si se hace el diagnóstico en un centro médico, y luego la paciente acude a otro y sin decir que tiene VIH, puede comprometer la salud de su bebé. Por eso nuestro trabajo tiene una palabra clave que es el acompañamiento. Estamos tratando de que la brecha del 30% que se pierde se reduzca al 5%.

¿Cómo se ha desarrollado el acercamiento con adolescentes que nacieron con esta enfermedad? 

Hicimos un proyecto con UNICEF hace cinco años, a raíz de que habían niños nacidos con VIH. Hemos empezado a hacer estudios para conocer la realidad de estos adolescentes, donde cerca del 30% podrían ser huérfanos. Esta etapa es muy difícil para ellos porque dicen que no tienen la culpa de haber nacido con dicha enfermedad.

¿Cuáles han sido los primeros resultados de estos estudios? 

Hemos trabajado con 120 adolescentes, cuyas edades oscilan entre los 10 y 18 años. Muchos de estos niños nacieron con VIH, pero recién a los 4 años, a través del proyecto, han podido ser diagnosticados. Quizá otros pudieron haber fallecido antes y no fueron registrados. Se conoce también que el tratamiento empieza a los 5 años, cuando debería ser antes.

¿Cómo se ha planeado trabajar con estos grupos? 

A través de un tratamiento médico que vaya de la mano con la compañía y preocupación por el que padece estos males. Hemos aprendido que la pobreza está muy relacionada con la enfermedad. Lo que queremos hacer es romper este ciclo mediante una serie de programas que tenemos con redes comunitarias, donde personas de la misma zona educan a los pacientes sobre la importancia del tratamiento y los cuidados que este implica.