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“La gente cree que todo es Felipe Pinglo, que todo es Chabuca Granda ¡no!. Hay infinidad de grandes compositores, y la canción criolla peruana es así, es muy poética y tiene etapas”, cuenta Fredy Gambetta mientras desempolva unos discos de carbón grabados en Nueva York en 1911 y que son de autoría del dúo “Montes y Manrique”, uno de los primeros exponentes de valses y tonderos peruanos. 
Hoy se celebra el “Día de la Canción Criolla” en todo el Perú y él seguramente encenderá su vieja radiola para escuchar cada poesía dejada a través de los tiempos. “Como la culinaria peruana así es la música criolla”, añade.
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Su biblioteca personal no solo guarda tesoros de la historia de Tacna sino uno que otro detalle relacionado a la música y las artes. Este es el caso del libro “Rasgos de Pluma” de Abelardo Gamarra Rondó apodado “El tunante”, cuyo ejemplar de 1899, hoy casi polillado, fue dedicado al entonces primer prefecto dela Tacna libre, Don Heráclides Gómez García y que posteriormente llegó a manos del cronista, quien hoy lo revive leyendo sus coplas y, cual si fuera una biblia, fundamenta porqué el baile nacional pasa a llamarse Marinera en homenaje al “Caballero de los Mares”.
Gambetta con un brillo en los ojos al momento de leer la publicación, sostiene que el criollismo es un valor más que un género y como tal es aportado por todos los peruanos. Además está convencido que la cultura en Tacna en sus diferentes ramas han sabido llegar al criollismo de una manera respetada.
“(En Tacna) han habido cantantes, pequeñas peñas, una de las mas conocidas estaba en el barrio El Tigre, compositores, cantantes, como por ejemplo Alberto Ercilla. Lo que no hay son algunas canciones que hayan sobresalido, pero que más que la polka “Mi Tacna Hermosa” hecha por un poeta como Omar Zilbert y la música de Eduardo Pérez Gamboa, los dos tacneños, y últimamente el vals “La Fuente” de Luis Cavagnaro”, comentó.
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La inspiración local no termina ahí, Iris Rojas, también es un referente nacional, por su voz y su notabilidad en la Capital.
Para el cronista, la etapa del cautiverio por 50 años hizo que la Ciudad Heroica no tenga continuidad en el tiempo convirtiéndola en ciudad sui generis. Ese tiempo perdido sin duda alguna habría significado un mayor aporte a la cultura musical del Perú
