La falta de agua que vive buena parte de Bolivia ha sido como un "terremoto" que ha pillado desprevenido al gobierno de Evo Morales, admitió este miércoles el mandatario, que ha recurrido al ejército para repartir agua entre la población.
"Es como un terremoto", dijo Morales. "No lo calculamos, no estaba en nuestras previsiones que nos falte agua".
Entre 3.000 y 4.000 personas, según los convocantes, salieron este miércoles a las calles de La Paz y El Alto para protestar contra el ejecutivo boliviano por no haber sabido paliar esta emergencia nacional provocada por la peor sequía en 25 años.
"Hemos salido a manifestarnos contra el gobierno nacional (...) porque estamos sufriendo el racionamiento de agua", declaró a la AFP el dirigente de la junta vecinal de El Alto Rubén Valencia, al frente de la marcha.
Los manifestantes exigen la renuncia de la ministra de Aguas, Alexandra Moreira, a quien culpan de ser la principal responsable de la falta de previsión.
Los habitantes de El Alto suelen defender sus reclamos con firmeza, y han puesto en jaque a muchos gobiernos.
La Paz, de unos 800.000 habitantes, y El Alto de otros 900.000, sufren racionamientos desde hace más de dos semanas.
Cerca de la mitad de los vecinos de La Paz tiene agua en sus casas unas horas cada tres días, aunque su color amarillento la convierte en no potable y en un peligro para la salud, según advierten las autoridades sanitarias, que recomiendan hervirla antes de consumirla.
En otras muchas viviendas, las cañerías han quedado secas. (AFP)