La devaluación del Bolívar, la moneda venezolana, cada vez llega a niveles más espeluznantes. El billete de mayor denominación es el de 100 bolívares y al cambio equivale a menos de 10 centavos de dólar. Es decir, no puedes comprar absolutamente nada con el billete más grande de Venezuela. Nada, ni un chicle.
La hiperinflación en Venezuela ya alcanzó los tres dígitos, según especialistas es difícil precisar con exactitud esta cifra, debido a que el gobierno de Nicolás Maduro, a través del Banco Central, no publica las cifras reales de este indicador económico. Ante la ausencia de datos oficiales, a los economistas locales solo les queda adivinar a cuánto asciende la inflación anual, que algunos estiman en 200%, mientras que otros más pesimistas sostienen que ya alcanzó un 1.500%.
Esta situación ha hecho que los venezolanos se vean obligados a cargar bolsas llenas de billetes para hacer compras tan cotidianas como un paquete de queso, un corte de pelo y ni qué decir de los abarrotes para la semana, claro, si es que llegas a encontrar algo en el supermercado. Es así, como en Venezuela, los billetes ya no se cuentan, sino se pesan.
“Cuando se empieza a pesar el dinero, eso es un signo de inflación galopante, pero los venezolanos no saben cuán malo es ello porque el gobierno se rehúsa a publicar los números”, dijo el director financiero de Capital Market Finance, Jesus Casique, a Bloomberg.
"En Venezuela los niños se desmayan al cantar el himno"
Hasta el momento, el gobierno de Maduro se había negado a imprimir papeles con mayor denominación que el de 100. Sin embargo, en base a lo investigado por la agencia de noticias, el gobierno habló con compañías productoras de billetes sobre la impresión de papeles por 500, 1.000, 5.000, 10.000 y hasta 20.000 bolívares, con el objetivo de que los venezolanos ya no tengan que cargar sacos de billetes para hacer sus compras diarias.
¿Se imaginan tener cientos de billetes y no poder comprar casi nada? Los venezolanos no lo imaginan, lo viven día a día. “Me siento como Pablo Escobar; es una montaña de dinero, y cada día crece más”, confiesa a Bloomberg Bremmer Rodriguez, un joven de 25 años quien esconde las bolsas de dinero que ingresan a su panadería en las afueras de Caracas.