Muere Noa Pothoven, la adolescente que pidió la eutanasia por el trauma de una violación sexual
Muere Noa Pothoven, la adolescente que pidió la eutanasia por el trauma de una violación sexual

El domingo 2, la adolescente Noa Pothoven, de 17 años, murió en su casa de Arnhem, Países Bajos, luego de que se le practicase . Fue una víctima de abusos sexuales a partir de su adolescencia, y también de una violación sexual que finalmente devino en la decisión de pedir la muerte. Ella sufría, ya no quería vivir más, y los médicos aceptaron su voluntad.

"Seré directa: en el plazo de diez días habré muerto. Estoy exhausta tras años de lucha y he dejado de comer y beber. Después de muchas discusiones y análisis de mi situación, se ha decidido dejarme ir porque mi dolor es insoportable", explicó en su cuena de Instagram el sábado pasado.

En 2002, Holanda fue el primer país europeo en legalizar la eutanasia. Los niños que padecen enfermedades sin curación y padecimientos insufribles pueden pedirla pero con el permiso de sus padres. A partir de los 16, sin embargo, solo se requiere su propia voluntad para solicitarla. "El amor es dejar marchar. En este caso, así es", dijo Noa, que también se despidió de su familia y amigos.

La fallecida joven que decidió marcharse para siempre pasó sus últimos años sin poder obtener la salud mental. La tragedia comenzó a los 11 durante una fiesta escolar, cuando sufrió la primera agresión sexual. Hasta entonces había sido una niña feliz y con buenas notas que seguía sus cursos sin problemas. Un año después volvió a ser víctima de un abuso similar. Pero a los 14 vivió una experiencia que la terminó de devastar. Dos hombres la violaron en un callejón de la ciudad, pero ella no se lo dijo a nadie y tampoco interpuso la denuncia. Su madre cuenta que revivir ese episodio fue demasiado para su hija.

Tras la violación, Noa cayó en una anorexia que la llevó a hospitales y centros de salud. Los jueces decidieron internarla, a la fuerza, en una institución para que no se autolesionara. "Nunca, nunca más volveré a un sitio así. Es inhumano", contó tiempo después. Luego de seis meses, salió del lugar, pero su anorexia empeoró.

Sus padres buscaron una nueva clínica para desórdenes alimentarios, y al final terminó internada, nutriéndose con una sonda.

Noa contó sus sufrimientos a través de su libro, "Ganar o perder". Su madre ha criticado duramente la falta de instituciones para tratar dolores psíquicos derivados de traumas como el que sufrió su hija. En un inicio, su familia no sabía que ella ya se había puesto en contacto en la clínica con la intención de matarse.