WikiLeaks publicó la declaración de Edward Snowden, excolaborador de la CIA, hecha ante activistas de organizaciones de derechos humanos rusas e internacionales.
La reunión se realizó en el aeropuerto moscovita de Sheremétievo, en cuya zona de tránsito se encuentra atrapado desde el pasado 23 de junio.
Este es el texto completo de la declaración encontrada en el portal WikiLeaks.
Hola. Mi nombre es Ed Snowden. Hace un poco más de un mes, tenía familia, un hogar en el paraíso, y vivía en una gran comodidad. También tenía la capacidad sin ninguna orden buscar, captar y leer sus comunicaciones. Comunicaciones de cualquier persona en cualquier momento. Ese es el poder de cambiar los destinos de las personas.
También es una grave violación de la ley. Las Enmiendas Cuarta y Quinta de la Constitución de mi país, el artículo 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y numerosos estatutos y tratados prohíben este tipo de sistemas de vigilancia masiva y penetrante. Si bien la Constitución de EE.UU. marca estos programas como ilegales, el Gobierno de mi país argumenta que las decisiones judiciales secretas, que al mundo no se le permiten ver, de alguna manera legitiman un asunto ilegal. Estas decisiones solo corrompen el concepto más básico de la justicia: que debe ser visto para ser hecho. Lo inmoral no puede hacerse moral a través del uso de la ley secreta.
Creo en el principio declarado en Núremberg en 1945: "Los individuos tienen deberes internacionales que superan las obligaciones nacionales de obediencia. Por lo tanto los ciudadanos tienen el deber de violar las leyes nacionales para prevenir que ocurran crímenes contra la paz y la humanidad".
Por lo tanto, hice lo que consideré correcto y comencé una campaña para corregir esta mala conducta. Yo no busco enriquecerme. Yo no trato de vender secretos estadounidenses. Yo no me asocié con ningún gobierno extranjero para garantizar mi seguridad. En vez de esto, llevé lo que sabía al público, para que lo que nos afecta a todos pueda ser discutido por todos nosotros a la luz del día, y le pedí al mundo justicia.
Esa decisión moral de contarle al público sobre el espionaje que nos afecta a todos nosotros ha sido costosa, pero era lo correcto y no me arrepiento.
Desde entonces, el Gobierno y los servicios de inteligencia de los Estados Unidos de América han tratado de hacer de mí un ejemplo, una advertencia a todos los que puedan hablar como yo. He sido hecho apátrida y perseguido por mi acto de expresión política. El Gobierno de los Estados Unidos me ha puesto en las listas de prohibición de vuelos. Exigió a Hong Kong que me pusiera fuera del marco de sus leyes, en violación directa del principio de no devolución, el Derecho de Gentes. Se ha amenazado con sanciones a los países que defendieran mis derechos humanos y el sistema de asilo de la ONU. Incluso se ha dado el paso sin precedentes de ordenar a aliados militares a hacer aterrizar el avión de un presidente latinoamericano en busca de un refugiado político. Estas escaladas peligrosas representan una amenaza no sólo a la dignidad de América Latina, sino a los derechos fundamentales compartidos por todas las personas, todas las naciones, a vivir libres de la persecución, y de buscar y recibir asilo.
Aun en la cara de esta histórica y desproporcionada agresión, países alrededor del mundo han ofrecido apoyo y asilo. Estas naciones, incluidas Rusia, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, tienen mi gratitud y respeto por ser las primeras en levantarse contra las violaciones de los derechos humanos cometidas por los poderosos en vez de los que no tienen poder. Al negarse a comprometer sus principios frente a la intimidación, han ganado el respeto del mundo. Es mi intención viajar a cada uno de esos países para extender mi agradecimiento personal a su gente y sus líderes.
Hoy anuncié mi aceptación formal a todas las ofertas de apoyo y asilo que me han extendido y que me ofrecerán en el futuro. Con, por ejemplo, la concesión de asilo otorgada por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, mi estado de asilado ahora es formal, y ningún Estado tiene la base sobre la cual limitar o interferir con mi derecho a disfrutar ese asilo.
Como hemos visto, sin embargo, algunos gobiernos de Europa occidental y los Estados de América del Norte han demostrado su voluntad de actuar al margen de la ley, y este comportamiento persiste hoy en día. Esta amenaza ilegal hace que sea imposible para mí viajar a América Latina y disfrutar del asilo otorgado de acuerdo con nuestros derechos compartidos.
Esta voluntad de los estados poderosos para actuar extrajudicialmente representa una amenaza para todos, y no se debe permitir que tenga éxito. Por consiguiente, les pido por su ayuda para solicitar garantías de tránsito seguro de las naciones pertinentes para asegurar mi viaje a América Latina, así como solicitar asilo en Rusia hasta el momento en que estos estados se adhieran a la ley, y mi viaje legal sea permitido. Hoy estaré presentando mi solicitud a Rusia, y espero que sea aceptada favorablemente.
Si tienen algunas preguntas, responderé lo que pueda.
Gracias