Las elecciones de ayer en toda Alemania, la cuarta economía del mundo y la mayor de la Unión Europea, han confirmado en el gobierno para los próximos 4 años a la poderosa Angela Merkel, quien sigue al frente del país desde el 2005. Busca emular al histórico y recientemente desaparecido Helmut Kohl, quien fuera canciller de Alemania entre 1982 y 1998. Merkel contabilizará al final de este nuevo mandato, que será en 2021, también 16 años en el poder. El denominado Bundestag o Cámara baja del Parlamento que ayer fue votado -630 diputados- por 61,5 millones de alemanes, en su condición de órgano responsable de elegir el Gobierno federal, ungirá a la física de profesión y política alemana considerada por la revista Forbes la mujer más poderosa del mundo en el 2016, según el listado anual de la publicación. Merkel es la política europea más trascendente luego de Margaret Thatcher, primera ministra del Reino Unido (1979-1990). La Unión Demócrata Cristiana, el partido de Merkel, al cierre de esta columna habría obtenido un 32.9% de los votos, seguido de la Socialdemocracia, que habría tenido una caída desastrosa al obtener solo el 20.8% de los votos. La canciller iniciará una etapa completamente distinta a las anteriores, pues una novedad preocupante en Alemania sería la llegada al Parlamento y a la escena política de la temible ultraderecha, que lo hace con un discurso cargado de xenofobia y de rechazo al euro. Adviene para Alemania, entonces, la incursión de un movimiento político contestatario -Alternativa por Alemania (AfD)- que podría quebrar los procesos llevados adelante por Merkel desde que decidió la política de apertura para los miles de migrantes que fueron llegando a Alemania en los momentos más cruentos de la guerra en Siria. Considerados como auténticos nazis, la AfD, que penetra en forma ascendente en la vida política de los germanos, podría promover una escisión en la sociedad teutona que vive sentimientos encontrados por los estragos que viene produciendo el terrorismo en toda Europa.