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Arequipa, llamada la Ciudad Blanca, hoy celebra su 476° aniversario de fundación española con una serie de actividades y expectativas.

Consolidada como la segunda región más importante del país, después de Lima, la capital ha tenido un importante auge por el movimiento económico registrado en los últimos diez años, en especial por la actividad extractiva minera, que le permitió un crecimiento superior al del resto del país, incluso duplicando el mismo.

El dinamismo con que han llegado las inversiones y aquellas proyectadas para los siguientes años, pese al estancamiento de nuevos proyectos por cierta resistencia de sectores políticos radicales (que comparten el mismo lenguaje antiinversión desde hace buen tiempo), no han podido detener esa transformación de la ciudad capital, urbe que afronta y presenta -también- problemas de coyuntura y que se arrastran desde años atrás.

Por ejemplo, registró un crecimiento urbano desordenado, y eso en parte por culpa de quienes gobernaron y nunca planificaron, pero que aún puede solucionarse.

Caos en el transporte, falta de obras viales, saneamiento y agua para sectores populares, además de ordenamiento territorial, son parte de esos problemas que agobian a Arequipa y que requieren de atención urgente. Para ello debe existir determinación política desde el Gobierno Central, en coordinación con la región y alcaldes.

Si se superan estas barreras, la Ciudad Blanca encontraría el camino para convertirse en la urbe moderna y ordenada que todos aspiran.

El presidente Kuczynski debe su triunfo en las recientes elecciones a Arequipa, y de ahí que ayer en su visita haya ofrecido su total respaldo a la ciudad de los volcanes y provincias.

Que sea así.

Feliz aniversario, Arequipa.