Todos tienen derecho, menos ellos. Pobre que se les pase por la cabeza la peregrina idea de postular a un lugar en el Congreso y menos ser parte de una plancha presidencial, inmediatamente saltan como fieras y les recordarán que “no están preparados” , “que eso no es para ellos”, que ya tuvimos a una exvedette en el parlamento y fue suficiente. No hablamos de figuretis, hablamos de verdaderos artistas, con estudios, vocación de servicio que son ninguneados cuando desean emprender una carrera política. Hay muchos que dan la talla y que están por encima de “robacables”, “comeoro” y “comepollos” que no son precisamente “artistas” y que tan solo fueron a vivir de su puesto. Pero a actores, músicos y cantantes siempre los mirarán de reojo, siempre dudarán de su capacidad. Tendrán que esforzarse el doble para

que los tomen en cuenta.

Es hora de cambiar, de dejar de ver a los miembros de la respetable farándula como seres de otro planeta que solo sirven para divertir a la gente y no para contribuir al desarrollo del país. De todo hay en la viña del Señor, pero es fácil reconocer quiénes sí tienen la preparación suficiente para buscar nuevos rumbos en la política. Dejemos de tomarlos en cuenta solo para reforzar campañas, potenciar mítines, o cuando necesitan ayuda para visitar programas de gran audiencia en la televisión, allí no hay peros que valgan, todo vale en este negocio. Allí sí los artistas cumplen en su justa medida, se les utiliza, pero no se les toma en cuenta, o si se les incluye en alguna lista para el parlamento, casi siempre es como mera figura decorativa. Y ya que hablamos de los miembros del respetable mundo del espectáculo, por favor dejen de señalarlos con el dedo cada vez que son contratados para un evento público que tenga que ver con la campaña de algún candidato a la Presidencia. Orquestas, cantantes, bailarinas, tienen derecho a trabajar y si se les convoca previo pago de sus servicios y hacen su chamba, ¿qué de malo hay en eso? Otro cantar es cuando artistas se ponen la camiseta de algún candidato y señalan sus preferencias políticas, aunque están en todo su derecho, deben asumir los pro y los contra de esa decisión que en otros países no causa extrañeza, solo por estos lares provocan y generan ataques de todo calibre. Es momento ya de airear un poco nuestra política y dejar de considerar que solo abogados, médicos, contadores sociólogos y deportistas merecen ingresar a la vida política del país. Nuestros artistas también tienen ese derecho.