Es verdad lo que dice el ministro del Interior, Carlos Basombrío, en el sentido de que no hay receta milagrosa para acabar con la inseguridad en las calles, sobre todo cuando a lo largo de varios gobiernos poco o nada se hizo para acabar con el delito. Sin embargo, el titular de la cartera de Corpac la tendrá difícil el día en que sea interpelado en el Congreso, tanto por la marcha del Movadef en presencia de la Policía Nacional, como por la ola de atracos y robos que vemos a diario.

Y es que por más que el ministro Basombrío diga que es difícil hacer algo en tan poco tiempo y que las estadísticas mejoran, lo cierto es que, en las calles, la inseguridad es pan de cada día. Ahí están los robos a los restaurantes -hasta en zonas supuestamente “seguras”-, a cabinas de internet y viviendas particulares, como el caso de la joven de Los Olivos que fue baleada por oponerse al robo de su teléfono celular y el del policía herido de un tiro tras el robo a un cambista.

Cómo decirle al padre de esta chica de 17 años -quien ha visto a su hija retorciéndose en el piso tras ser baleada casi en la puerta de su casa- que “estamos trabajando” y que en el 2021 las cosas serán distintas. Cómo decirle al que va a tomar un jugo de frutas a un lugar y le terminan poniendo una pistola en la cabeza para que entregue el teléfono y la billetera que en el año del Bicentenario de nuestra independencia tendremos la mejor Policía de la región.Sin duda la oposición fujimorista será implacable con el ministro Basombrío. Le pasará por la cara todos estos hechos, sumado al escándalo del Movadef y el caso del policía violador de menores de Huánuco. Los legisladores saben que la calles está caliente por la inseguridad y que tumbarse un ministro del Interior no les traerá problemas de imagen, como sí podría suceder si censuran al titular del Transportes y además vicepresidente del Perú, Martín Vizcarra.

La estadística puede ir muy bien, así como las medidas adoptadas para impedir el uso de celulares robados y así reducir su despojo en las calles. Sin embargo -y Basombrío lo sabe muy bien desde sus tiempos de implacable crítico de cuanto ministro del Interior asumía funciones-, para la gente de a pie la cosa seguirá igual mientras haya asaltos, extorsiones o arrebatos de carteras en los paraderos cometidos por raqueteros en moto. Para ellos no hay avances.