Hoy se cumplen 30 años del atentado contra la vida de Ricardo Belmont. Hace poco sufrió un ataque en su vehículo y la semana pasada circuló en las redes sociales una noticia falsa sobre su supuesta muerte. Como director del programa periodístico dominical del Canal 11, les contaré dos temas que he investigado.
Hace varios años, una rama de la familia Belmont tuvo un escandaloso caso de defraudación tributaria. Pocos lo saben, pero todo está documentado. El caso fue tan sonado como el del exdirectivo de la Confiep y de Capeco.
El tema es relevante -y este es el segundo tema- porque esa rama de la familia Belmont hoy incursiona en la vida política y conviene saber dónde están los orígenes de una de las -según la revista Forbes- más grandes fortunas existentes en el Perú.
Es común que los grupos económicos se organicen para promover candidatos y asegurar una cuota de poder político que les permita proteger sus intereses empresariales. El asunto es que nunca antes esa rama de la familia Belmont había sido tan audaz en ese terreno.
Los Belmont han librado otras batallas con relación al uso de la marca Belmont en otras partes del mundo, pero es la primera que se lleva a cabo en el campo de la política.
Para muchos resulta extraño que uno de los multimillonarios no respalde al que fue el primer outsider y exalcalde de Lima. Por el contrario, el partido que gerencia su hijo político, Gonzalo Aguirre, se ha relanzado con mucha fuerza y con una nueva cara con el fin de obtener -por lo menos- una bancada en el próximo Congreso.
Todo apunta a que estos dos miembros de una de las familias mas poderosas del Perú pelearán -cada uno a su estilo y con sus armas- por gobernar el Perú o por obtener una cuota de poder político el 2016.