La bicameralidad, aprobada por el Congreso es un paso importante para el fortalecimiento de nuestra desprestigiada democracia, pues la satisfacción con el funcionamiento de la democracia en el Perú se redujo a la mitad en los últimos 10 años a tan solo 19%, según el Barómetro de las Américas.
La pregunta que muchos ciudadanos se hacen es ¿en qué mejora nuestro país con la bicameralidad? Los detractores sostienen que será más de lo mismo, con procesos más lentos, más gasto, sin resultados positivos en beneficio del país. Lo cierto es que el modelo bicameral además de corresponder a la denominada Constitución histórica y prevalecer en la mayoría de los países de nuestro continente, es un paso fundamental para mejorar la coordinación y equilibrio de poderes.
Desde agosto del 2016 hemos tenido 6 presidentes de la República, una disolución del Congreso, un golpe de Estado fallido, constantes censuras y crisis de gabinetes que traían consigo la posibilidad y la amenaza latente de un nuevo cierre del Congreso durante el nefasto gobierno de Castillo, apoyado por radicales y caviares. Toda esa inestabilidad política, trajo consecuencias que seguimos soportando, como la reducción de las inversiones, menos producción, aumento de la pobreza y desempleo, etc.
La vacancia del presidente de la República podrá tener un tiempo de reflexión en el Senado. De otro lado, la disolución sólo podrá ser de la cámara de Diputados, manteniéndose en funciones el Senado, atenuando los efectos de medidas tan extremas.
Para que los cambios funcionen, los actores políticos, deben comportarse a la altura de lo que significa conformar un congreso bicameral.