Con el intento de censura al legislador Gustavo Rondón, presidente de la Comisión de Fiscalización del Congreso, Nadine Heredia y su gente no hacen más que dar muestras de que están dispuestos a lo que sea para que las investigaciones en que la señora se encuentra inmersa no sigan su curso normal, quizá creyendo que la gente es tonta y no se dará cuenta de las maniobras que buscan impedir que se llegue al fondo de los asuntos que se encuentran bajo la lupa.

Ahí están el hábeas corpus presentado ante el Poder Judicial para evitar que se investiguen las cuentas bancarias relacionadas al presunto delito de lavado de activos, los intentos por invalidar las agendas como pruebas de un delito, los ataques a la prensa de parte de la Primera Dama y de elementos como Daniel Abugattás, quien trató de poner en tela de juicio el reportaje del programa Panorama que sacó a la luz los cuadernos con las anotaciones sobre varios millones de dólares.

Ahora están cuestionando a Rondón, al que incluso desde tienda nacionalista han llamado “pelele” y “rastrero”, de la misma forma como el presidente Ollanta Humala insultó meses atrás al fiscal que tuvo la osadía de abrir una investigación contra su esposa por el presunto delito de lavado de activos. Lástima que en el grupo de humalistas que ha anunciado el intento de censura haya estado Ana Jara, a quien sabíamos siempre ajena a todo tipo de agravios verbales.

Irónico que ante tanto intento de bloqueo y dilación de investigaciones en los fueros judicial y parlamentario, la esposa del presidente Humala pretenda que no se dude de ella. Debería saber que indicios que deben ser investigados existen muchos, y que su afán por que las cosas no salgan a la luz despierta aún más sospechas que, como en todo país civilizado, deberán ser puestas en manos del Poder Judicial para que dé una sentencia.

Si negar la propiedad de las agendas para finalmente admitirla fue un autogol, lo es también el hecho de hacer tan evidentes los intentos para que no se llegue al fondo de las investigaciones sobre las cuentas bancarias y las anotaciones consignadas en los cuadernos que han puesto contra las cuerdas a la señora Heredia y, obviamente, al presidente Humala, quien aparte de los insultos y de culpar a la prensa de todo, no le ha dicho nada al país.