Es la nueva embestida contra Jaime Saavedra al promover, dicen, lo que sería la “ideología de género”. Esta estaría inmersa en “El Currículo Nacional de Educación Básica” y en la “Guía de Educación Sexual Integral”. Lo que promueve el Minedu es el enfoque de género. Género es, según el Banco Mundial, “los atributos, expectativas y normas sociales, de conducta y culturales asociados al hecho de ser mujer u hombre”. Mientras que “La igualdad de género se refiere al modo en que esos aspectos determinan la manera en que las mujeres y los hombres se relacionan entre sí y las consiguientes diferencias de poder entre unos y otros”.
La “ideología de género” no existe. El enfoque de género busca eliminar las limitaciones generadas por normas sociales y evitar los estereotipos, que encasillan a los niños y no les permiten realizar todo su potencial. Busca enseñarles a pensar, a cuestionar, a ser empáticos, a respetar a quienes son diferentes. Con ello se busca construir una mejor sociedad. No promueve la homosexualidad ni la destrucción de la familia.
Hace unos días, iglesias cristianas emitieron la Declaración de Lima para salvar a los niños y a las familias peruanas. “No vamos a permitir que la ideología tome más campo en esta nación”. Sostuvieron. “Estamos en una batalla contra el mismo diablo”. No quedándome claro quién sería el diablo. Lo que es claro es que 6 de cada 10 niñas no terminan el colegio. En la mayoría de los casos como resultado de un embarazo temprano. Ello limita su acceso a la educación, a un trabajo formal y sus posibilidades de escapar de la pobreza. 14.6% de las adolescentes están embarazadas o ya son madres. Pero mire el efecto de la educación: de las que solo tienen primaria 29.3 % ya son madres; las de secundaria son 11.2% y 4.9% entre las que tienen educación superior. Solo en el 2015 29,000 niñas dejaron el colegio. Cada año se denuncian 15,000 violaciones sexuales, 7 de cada 10 víctimas son niñas y adolescentes. ¿Qué hacemos? ¿Miramos a otro lado?
Hace unos meses, José Castillo (15) fue asesinado en Trujillo por ser transgénero; Luis Enrique Ramírez (15) se suicidó por las constantes agresiones que sufría por ser homosexual. En Iquitos, un menor (12) se suicidó después de ser castigado por su padre por ser homosexual. En el Perú, tenemos grupos sectarios que creen que la homosexualidad es una enfermedad y que está impulsada por el mismo demonio. Esa es la ideología que hay que desterrar.