En la historia reciente del Perú, el gobierno de Vizcarra se ha convertido en sinónimo de ineficiencia y desastre. Uno de los mayores ejemplos de esta lamentable realidad fue la desastrosa gestión de la crisis generada por la pandemia de la COVID-19, la cual resultó en la trágica pérdida de la vida de cientos de miles de peruanos. Este legado funesto ha dejado una marca indeleble en la sociedad peruana.

Durante la emergencia sanitaria, fue evidente que el aparato estatal no pudo reaccionar de manera adecuada y oportuna para proteger la vida de los ciudadanos. La torpeza, la burocracia y la insensibilidad caracterizaron las respuestas gubernamentales.

Recuerdo las interminables conferencias de prensa en las que Vizcarra pretendía mostrar liderazgo, mientras un grupo de seguidores aduladores aplaudían sus vacías palabras. Aquella complicidad entre prensa y gobierno cobró un precio humano insospechado. La falta de capacidad de gestión, moral y ética del lagarto Vizcarra fue evidente.

Hoy en día, nos enfrentamos a otra crisis sanitaria, el dengue, cuyas cifras llegan a 100 mil contagiados, 121 fallecidos y más de 20 regiones del país comprometidas, según la sala situacional de Dengue del MINSA (junio 2023). ¿Qué acciones concretas y efectivas ha tomado el actual gobierno encabezado por la Sra. Boluarte a través del MINSA? El Congreso, consciente de esta situación, se prepara para interpelar a la ministra de salud, Rosa Gutiérrez, debido a la falta de resultados contundentes. Como sociedad, no debemos ser cómplices de esta tragedia y debemos exigir rendición de cuentas a nuestros gobernantes. Es fundamental activar todos los mecanismos de control político para asegurar una gestión eficiente y responsable de esta emergencia sanitaria. No podemos permitir que se repita esta triste historia una vez más.

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